Salud

Sarampión: lucha interminable en el Congo vs. una de las enfermedades más contagiosas

Dado que una persona portadora del virus puede contagiar hasta el 90 por ciento de las personas no vacunadas a su alrededor, es vital garantizar la máxima cobertura de inoculación.

“La atención es costosa y nuestros recursos son limitados”, dice Anne Epalu, originaria del pueblo de Bangabola, donde MSF respondió a un brote de sarampión en 2022.(MSF).

Cuando se habla de una emergencia en la República Democrática del Congo, el problema del sarampión no suele ser la primera imagen que viene a la mente. Sin embargo, esta enfermedad causa estragos regularmente entre las niñas y niños – las principales víctimas del sarampión- y es desde hace años el principal motivo de intervención de los equipos de emergencia de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la RDC.

“Tenemos cinco equipos de emergencia movilizados casi las 24 horas del día para responder a los diversos brotes de sarampión en todo el país. Pero tan pronto como apagamos un incendio aquí, se aviva en el otro lado”, explica el Dr. Louis Massing, referente médico de MSF en la RDC. “En 2022, llevamos a cabo 45 intervenciones de emergencia relacionadas con el sarampión; eso supone más de las tres cuartas partes de nuestra respuesta de emergencia en RDC”.

El mayor brote de sarampión documentado en la República Democrática del Congo ocurrió entre 2018 y 2020. En ese momento, cerca de 460 mil niñas y niños contrajeron la enfermedad y 8 mil murieron. Las autoridades sanitarias organizaron campañas de vacunación a gran escala, con el apoyo de socios internacionales como Médicos Sin Fronteras, lo que permitió reducir drásticamente el número de casos para 2021.

20 mil casos de sarampión en enero

“Pero el año pasado, casi la mitad de las zonas de salud del país volvieron a estar en situación epidémica”, lamenta el Dr. Massing. “Y no ha terminado. Solo en enero de 2023 se notificaron cerca de 20 mil casos sospechosos de sarampión en la RDC y nuestros equipos ya han respondido a brotes de sarampión en las provincias de Tshopo, Maniema, Kivu Sur, Kivu Norte, Lomami y Lualaba”.

El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas del mundo. Afortunadamente, existe una vacuna que ofrece una protección casi completa cuando una persona es inoculada dos veces. Dado que una persona portadora del virus puede contagiar hasta el 90 por ciento de las personas no vacunadas a su alrededor, es vital garantizar la máxima cobertura de inoculación. Esto requiere inversiones masivas en vacunación de rutina, vigilancia y campañas de recuperación.

“La lucha contra el sarampión es como una cadena alrededor del virus: si se rompe un eslabón, el virus puede escapar”, explica el Dr. Massing. “En primer lugar, el país debe garantizar la disponibilidad de cantidades suficientes de vacunas para evitar que se agoten las existencias en los centros sanitarios. Después, hay que asegurarse de que las vacunas lleguen a los centros sanitarios y de que éstos disponen de una cadena de frío eficaz para mantener las vacunas almacenadas en buenas condiciones. También es necesario contar con personal en el lugar para vacunar a las niñas y niños durante las consultas, y que las familias dispongan de los medios económicos y físicos necesarios para desplazarse hasta allí. Por último, hay que organizar campañas periódicas de recuperación para proteger a las niñas y niños que se quedan sin vacunar… dada la virulencia del sarampión, no puede haber eslabones débiles”.


Desafortunadamente, muchos elementos de esa cadena son débiles en la República Democrática del Congo, y esta situación se ve agravada por las restricciones a causa de la seguridad, los retos geográficos para llegar a muchas áreas y la elevada tasa de natalidad del país, con más de 2 millones de bebés que nacen cada año y necesitan ser protegidos de la enfermedad.

Como resultado, a pesar de las campañas de emergencia realizadas durante cada brote, la cobertura de inmunización sigue siendo insuficiente. Si bien las estimaciones de cobertura pueden variar mucho de una fuente a otra, las últimas estimaciones de UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que para 2021, solo el 55 por ciento de las niñas y niños estaban cubiertos por una dosis de vacuna contra el sarampión. Se recomienda una cobertura mínima del 95 por ciento con dos dosis para evitar la propagación de la enfermedad.

“A algunas áreas solo se puede llegar en canoa, o incluso a pie, a través del bosque”, afirma Alexis Mpesha, gestor de logística de uno de los equipos de emergencia de MSF en la República Democrática del Congo. “No es raro que nuestros equipos sean los únicos en llegar aciertos pueblos porque las autoridades sanitarias locales no tienen el equipo, el combustible o los recursos humanos para llegar”.

Para los padres y madres que desean vacunar a sus hijos e hijas, la distancia a un centro de salud en funcionamiento, los costos de transporte y, a veces, las tarifas de las consultas pueden ser factores desalentadores.

“La atención es costosa y nuestros recursos son limitados”, dice Anne Epalu, originaria del pueblo de Bangabola, donde MSF respondió a un brote de sarampión en 2022. “Algunos niños y niñas mueren solo porque sus padres y madres no tienen dinero para pagar el tratamiento”.

Es urgente impulsar la inmunización

En 2022, los equipos de emergencia de Médicos Sin Fronteras en la RDC vacunaron a más de 2 millones de niñas y niños en 14 provincias y trataron a más de 37 mil pacientes con sarampión. Los equipos de MSF se despliegan en apoyo del Ministerio de Salud para organizar campañas de vacunación y establecer unidades de tratamiento cuando se registra un rápido aumento de casos de sarampión en un área y la capacidad de respuesta local es limitada o el acceso es difícil.

Además de las intervenciones de emergencia durante los brotes, MSF también brinda apoyo logístico para las actividades de vacunación de rutina en los centros de salud de varias provincias donde nuestros equipos están presentes durante todo el año.

Pero se necesitan esfuerzos e inversiones mucho mayores por parte de las autoridades sanitarias y sus socios para aumentar la cobertura de inmunización en la República Democrática del Congo y detener el interminable ciclo de epidemias.

“Es necesario acelerar la implementación de las segundas dosis en las actividades de inmunización rutinaria contra el sarampión”, comenta el Dr. Louis Massing. “Este enfoque ha sido adoptado recientemente por las autoridades y puede marcar una diferencia real. Ofrecer actividades sistemáticas de vacunación de recuperación durante las consultas pediátricas en los centros de salud también podría ayudar a aumentar significativamente la cobertura de inmunización en la República Democrática del Congo”.

Mientras tanto, dada la persistencia de brotes en el país, que ponen en riesgo a más niños y niñas cada día, es esencial organizar sin demora en todo el país las campañas masivas de vacunación de recuperación, previstas desde finales de 2022.

Nuestros equipos se comprometen a seguir respondiendo a los brotes de sarampión en la RDC en apoyo a las autoridades sanitarias en la medida de sus posibilidades. Pero para ello es esencial que haya suficientes vacunas de emergencia disponibles en el país”, concluye el Dr. Louis Massing.

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