El COVID-19 llegó para cambiarlo todo. Esta enfermedad, causada por el virus SARS-CoV-2, ha provocado crisis de salud y económica, y lleva hasta el momento más de 8 millones de personas infectadas y 438 mil 800 muertes, de acuerdo con datos recopilados por la Universidad John Hopkins.
La vía de transmisión más común es por gotas de saliva al entrar en contacto con ojos o boca, lo cual ha generado que las dinámicas sociales se transformen, desde comprar la despensa hasta tomar clases, e incluso el hecho de ir al baño también ha cambiado.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que aún no se comprueba con suficiencia, hay estudios que señalan que las heces pueden contener el virus y transmitirlo de forma fecal-oral (es decir, el SARS-CoV-2 se impregna en las manos desde las heces en una ida al baño, lo que puede contaminar boca, ojos o alimentos).
¿Cómo es posible que se produzca este tipo de contagio? En una nueva investigación, científicos de China detallan que, al jalarle a la taza del baño con la tapa arriba, se disparan gotas al aire que pueden elevarse hasta 91 centímetros del nivel del suelo.
Estas gotas pueden contener el virus que se encontraba en las heces. Por ende, como están flotando en el aire, solo bastaría con respirar esas gotas para quedar contagiado de COVID-19.
Para la realización del estudio, publicado este martes en la revista Physics of Fluids, se utilizaron simulaciones, a través de modelos computacionales, para comprobar las características que tienen los fluidos luego de bajarle a la taza del baño y la influencia que tiene la descarga en las partículas de virus cuando flotan.
"Los resultados de la simulación son alarmantes porque se observa un transporte masivo en el aire de las partículas del virus, con un 40-60 por ciento de partículas que superan los niveles del asiento del baño, lo que conduce a la propagación del virus a gran escala", detalla el estudio.