El término EPOC significa Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Se trata de una enfermedad muy frecuente que afecta a entre el 10 y el 12 por ciento de la población adulta. Además, está en alza: actualmente es la tercera causa de muerte en el mundo.
Esta enfermedad tiene un importante impacto personal en el paciente que la sufre, en sus familiares y cuidadores directos, y en el sistema sanitario. Se estima que su coste en la Unión Europea (UE) ronda los 38 billones de euros.
Tradicionalmente, la EPOC se ha considerado una enfermedad autoinfligida por el humo del tabaco que afecta a personas mayores de 60 años, sobre todo varones. Sin embargo, la visión ha cambiado recientemente.
Aunque el tabaquismo continúa siendo un factor de riesgo fundamental de la EPOC que debe evitarse a toda costa, hoy se sabe que existen otros relacionados con circunstancias en edades tempranas (embarazo, infancia y adolescencia). Es el caso de la prematuridad, el bajo peso al nacer, las infecciones de repetición en la infancia y la nutrición deficiente, entre otras.
La Universidad de Barcelona (UB) ha puesto en marcha una cátedra para estudiar cómo todos estos factores influyen en la salud respiratoria del individuo a lo largo de toda su vida. Entre otras enfermedades respiratorias, también incluye la EPOC.
¿Cuál es la relación entre EPOC y COVID-19?
La relación entre EPOC y COVID-19 es dual. Podría pensarse que, al ser la EPOC una enfermedad respiratoria crónica y el COVID-19 una infección respiratoria, los pacientes con EPOC tendrían mayor riesgo de sufrir la infección por SARS-CoV-2.
Sin embargo y sorprendentemente, la experiencia tras estos meses de pandemia sugiere lo contrario: que los pacientes con EPOC parecen tener menor riesgo de sufrir COVID-19. ¿Por qué?
La respuesta no está del todo clara, pero podría deberse a varios factores. Los pacientes con EPOC, conscientes de que sufren una enfermedad respiratoria, pueden haber sido mas estrictos con las medidas de prevención ante COVID-19.
De esta manera, podrían haber sido más conscientes y haber prestado más atención a recomendaciones como el confinamiento, el uso de cubrebocas, el lavado de manos o el mantenimiento de la distancia social, entre otras.
Por otra parte, es posible que los tratamientos que están tomando para su EPOC puedan reducir el riesgo de sufrir COVID-19.
Ahora bien, lo que sí parece estar claro es que, si un paciente con EPOC sufre COVID-19, su pronóstico es peor.
Lo mismo sucede en el caso de pacientes que padecen otras enfermedades crónicas (cardiovasculares, metabólicas o renales). Estas reducen su capacidad de respuesta y resiliencia frente a un episodio agudo como es la infección por COVID-19.
En este contexto, es de interés resaltar un estudio reciente realizado por nuestro centro. Este muestra que algunos adultos de 40 años que nacieron con bajo peso no solo tienen más riesgo de sufrir EPOC, también COVID-19 grave.
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La salud respiratoria: un objetivo importante
La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia del aparato respiratorio, no siempre bien apreciada.
Cabe destacar que podemos vivir varias semanas sin comer y varios días sin beber. Sin respirar solo sobreviviríamos unos minutos. La salud respiratoria, por consiguiente, debería ser un objetivo de primer orden de salud pública.
El sistema respiratorio sano funciona automáticamente. Por eso solo nos damos cuenta de lo que "cuesta respirar" cuando padecemos una enfermedad pulmonar, aguda o crónica.
La función principal de los pulmones es aportar a la sangre el oxígeno necesario para vivir. Por ello, las enfermedades respiratorias que dificultan este aporte se asocian frecuentemente a alteraciones de otros órganos y sistemas. Estas se manifiestan en forma de comorbilidad cardiovascular, metabólica o neuromuscular.
Cuidar de nuestros pulmones desde antes de nacer (fumar durante el embarazo altera el desarrollo pulmonar del feto) hasta nuestra vejez es una magnífica inversión en salud. Es cierto que todos moriremos algún día, pero hacerlo sufriendo con cada respiración es muy duro.
Pongamos la salud respiratoria como una meta importante y alcanzable de salud pública. Esto nos pondrá en mejores condiciones para responder a una pandemia como la actual.
Y si esta no se produce, nos permitirá disfrutar de una vida y un envejecimiento más saludables y placenteros.
La nota original la encuentras dando clic aquí.
*El autor de este texto es Àlvar Agustí, profesor asociado médico de la Universitad de Barcelona.
*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.