Los fabricantes de las vacunas contra el COVID-19 están ideando cómo modificar sus recetas contra las preocupantes mutaciones del virus, y los reguladores están viendo la influenza como modelo.
Los estudios están generando preocupación porque inyecciones de primera generación no funcionan tan bien contra el mutante que surgió por primera vez en Sudáfrica como lo hacen contra otras variantes que circulan por el mundo.
La buena noticia es que muchas de las vacunas para el coronavirus están fabricadas con tecnología nueva y flexible que es fácil de actualizar. Lo difícil es decidir si el virus ha mutado lo suficiente como para que sea hora de modificar las vacunas y qué cambios hacer.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) están analizando el sistema mundial de vacunas contra la influenza para decidir cómo manejar decisiones similares sobre las vacunas COVID-19.
La influenza muta mucho más rápido que el coronavirus, y las vacunas contra la influenza deben ajustarse casi todos los años.
Los centros nacionales de todo el mundo recogen los virus de la gripe que circulan y hacen un seguimiento de su evolución. Envían muestras a los laboratorios designados por la OMS para realizar pruebas más sofisticadas para determinar la concentración de la inyección.
Luego, la organización y los reguladores acuerdan la receta de la vacuna del año y los fabricantes se ponen a trabajar.
Pero a diferencia de la influenza, hoy en día, existe una amplia variabilidad geográfica en el seguimiento que se le da a las versiones mutadas del coronavirus. Por ejemplo, Reino Unido realiza más pruebas del genoma viral cambiante que Estados Unidos.
Tres variantes detectadas por primera vez en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil son preocupantes porque son más contagiosas.
David Ho, de la Universidad de Columbia, colocó muestras de sangre de personas que recibieron las vacunas Pfizer o Moderna en placas de laboratorio con la variante sudafricana. Los anticuerpos producidos por la vacuna todavía protegían, pero eran mucho menos potentes.
Pruebas preliminares de otras dos vacunas candidatas, de Novavax y Johnson & Johnson, respaldaron esos hallazgos. Ambos todavía protegen pero fueron más débiles cuando se probaron en la variante sudafricana.
Una prueba mucho más pequeña de la vacuna de AstraZeneca en esta mutación ha generado dudas sobre su efecto.