En la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, las morgues que se encuentran al máximo de su capacidad han empezado a pagar a los reclusos 2 dólares la hora para que ayuden a trasladar los cuerpos de las víctimas de COVID-19.
Aunado a esto, el flujo de pacientes con COVID es tan grande que está forzando a El Paso a enviar sus casos no relacionados con el virus a hospitales en otras partes del estado.
Texas es la entidad de Estados Unidos que se encuentra en el segundo lugar nacional en número de muertes por COVID-19. Actualmente hay cerca de 8 mil pacientes con el virus en hospitales del estado.
El pago a reclusos para trasladar cuerpos de víctimas de COVID es apenas una de las terribles escenas que se están viviendo en El Paso.
El miércoles, se dio a conocer que una enfermera de un hospital de El Paso expresó su molestia en un video de Facebook al exponer cómo se trataba a los pacientes graves con COVID. Dijo que todos fueron colocados en un área llamada "pozo", donde, indicó, esencialmente los dejaron morir.
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COVID a nivel nacional
Estados Unidos se encuentra con hospitales abarrotados y con médicos cansados y afectados por jornadas maratónicas.
Los hospitales están convirtiendo las capillas, cafeterías, salas de espera, pasillos e incluso estacionamientos en áreas de tratamiento de pacientes. El personal médico llama desesperadamente a otros hospitales en busca de camas disponibles. Y la fatiga y frustración se están apoderando de los trabajadores de primera línea.
Las condiciones dentro de los hospitales de Estados Unidos se están deteriorando cada día que pasa mientras el coronavirus se extiende por todo el país a un ritmo implacable y la cifra de muertes supera las 250 mil.
"Estamos deprimidos, desanimados y extremadamente cansados", dijo Alison Johnson, directora de cuidados intensivos del Centro Médico de Johnson City, en Tennessee, y añadió que algunos días llora mientras conduce hacia y desde el trabajo.
El número de personas hospitalizadas con COVID-19 en Estados Unidos se ha duplicado en el último mes y ha impuesto récords casi cada día de esta semana. Hasta el martes, cerca de 77 mil personas estaban hospitalizadas por el virus.
Los casos nuevos por día han aumentado más del 80 por ciento en las últimas dos semanas a los niveles más altos de los que se tenga registro, con un promedio de cerca de 160 mil infecciones diarias. Los casos van al alza en los 50 estados. Las muertes promedian más de mil 155 al día, la cifra más alta en meses.
El repunte está provocando que los gobernadores y alcaldes de todo el país emitan órdenes de uso de mascarillas, limiten el tamaño de las reuniones privadas y públicas de cara al Día de Acción de Gracias, prohíban comer dentro de los restaurantes, cierren gimnasios o restrinjan el horario y capacidad de varios negocios.
El sistema escolar de la ciudad de Nueva York, el más grande de la nación y que cuenta con más de 1 millón de estudiantes, suspendió las clases presenciales este miércoles debido al aumento en las tasas de infección, lo que representó un doloroso retroceso en un lugar del país que había sufrido por la pandemia en la primavera, pero parecía haber puesto bajo control al virus hace meses.
En Texas, más de 5 mil 400 miembros adicionales del personal médico han sido enviados a distintas partes del estado, dijo Lara Anton, portavoz del Departamento de Servicios de Salud estatal. Y eso no incluye la ayuda que le han proporcionado al estado las fuerzas armadas y organizaciones de voluntarios.
"Solo hay un número limitado de personal médico para repartir. Y creo que lo que estamos viendo en lugares como El Paso no es sostenible en todo o en gran parte del estado", señaló el doctor Mark McClellan, exdirector de la Administración de Alimentos y Medicamentos.
El único sistema de atención médica en la cordillera de los Apalaches en Tennessee y Virginia advirtió que tanto él como sus trabajadores están tan desbordados que es solo cuestión de tiempo antes de que sus hospitales tengan que rechazar a los pacientes.
El sistema de salud reportó tener apenas 16 camas disponibles en la unidad de terapia intensiva y a unos 250 miembros del equipo en aislamiento o cuarentena. Está tratando de reclutar a cientos de enfermeros más.
En Idaho, los doctores advirtieron que los hospitales casi han alcanzado el punto en el que necesitarán racionar la atención, incapaces de atender a todos porque no hay suficientes camas ni personal para trabajar.
"Nunca en mi carrera pensé que llegaría a contemplar la idea de racionar la atención en Estados Unidos de América", dijo el doctor Jim Souza, director general de medicina en el Sistema de Salud St. Luke.
En Reno, Nevada, el Centro Médico Regional Renown comenzó a trasladar a algunos pacientes con coronavirus a su estacionamiento.
En un video del estacionamiento adaptado antes de que empezara a atender pacientes podían verse hileras de camas separadas por mamparas móviles blancas colocadas en un piso inhóspito y oscuro, cada sección señalada por letras y cada espacio de cama marcado por un número en el suelo. El piso tiene suficiente espacio para atender a unas 700 personas.
En Kansas, los hospitales están convirtiendo espacios como capillas o cafeterías con el fin de utilizarlos para pacientes con COVID-19, dijo Cindy Samuelson, portavoz de la Asociación de Hospitales de Kansas.
Stormont Vail Health en Topeka, Kansas, destinó todo un piso del hospital para pacientes con coronavirus conforme aumentaban sus cifras, y para el miércoles ya tenía 90 personas hospitalizadas. La institución también adaptó dos salas de espera de cirugías para tratar a pacientes no infectados, dijo el portavoz Matt Lara.
El director de salud de Kansas, el doctor Lee Norman, dijo que estaban implementando un sistema para pacientes con coronavirus, el cual comparó con un control de tránsito aéreo, para que las enfermeras de hospitales en zonas rurales puedan realizar una sola llamada para encontrar un hospital más grande que pueda recibir a sus pacientes más enfermos.
En algunos casos, enfermeros y médicos en Kansas han pasado hasta ocho horas buscando un hospital grande con espacio.
Los funcionarios de sanidad de Maryland hicieron algo similar y establecieron un centro de información centralizado con datos sobre camas de terapia intensiva disponibles para que los hospitales solo tengan que realizar una llamada. Las autoridades estatales también emitieron una orden de emergencia que prohibía la mayoría de las visitas a los hospitales hasta nuevo aviso.