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¿Cómo funciona la economía de los hackers?

Los ciberatacantes trabajan en paralelo a la economía tradicional, pero sus incentivos y forma de operar no son muy lejanos a los del resto de la gente como podría pensarse.

Con la reciente avalancha de incidentes cibernéticos de alto perfil y fugas de datos, se ha hecho evidente que el cibercrimen es un negocio.

De acuerdo con datos de Symantec, el año pasado se registraron más de 200 fugas de información en todo el mundo, lo que dejó expuestas millones de identidades y datos como nombres, fechas de nacimiento, números de teléfonos, entre otros.

Las técnicas y herramientas utilizadas en este tipo de ataques son numerosas. Si bien la intención del intruso es obtener una ganancia financiera, acceso a una red, el "hacktivismo", ciberespionaje o sabotaje, o simplemente el acoso, los efectos que este tipo de actos tiene en los negocios ya no pueden ser ignorados. Tampoco podemos confundir la cultura de los hackers con una asociada a un comportamiento atípico de la sociedad, sin jerarquía o principios guía.

Lo que es aún menos comprensible para alguien ajeno a este ambiente son las fuerzas económicas o motivadores que lo conducen y su funcionamiento. ¿Cómo es que aspectos como la escasez, la oferta y la demanda de trabajo funcionan en la economía de los hackers? ¿Se preocupan también por crear nuevos productos y servicios para comprar y vender como sucede en la economía tradicional?


LA ECONOMÍA DE LOS HACKERS

Al igual que una economía tradicional, la oferta y la demanda cruzan costos y producción de valor, y hay muchos hackers disponibles para su contratación, lo que sustituye una línea laboral asalariada más tradicional. Digamos que son como "freelancers".

También existe un mercado clandestino en el cual se puede comprar y vender malware, kits de acceso a una plataforma, redes de bots, información de tarjetas de crédito, software malicioso y servicios de capaces de atacar y deformar un sitio Web o de generar ataques múltiples contra un objetivo específico para deshabilitarlo.

Un ejemplo: un pasaporte escaneado se vende entre uno y dos dólares en el mercado negro, mientras que mil seguidores o "likes" en redes sociales pueden costar entre dos y 12 dólares. Igual que en la economía tradicional, la oferta y la demanda son importantes así que mientras más interés haya en un producto/servicio, probablemente su costo será mayor.

Asimismo, tal como sucede en el mundo tradicional, entre hackers las tareas o servicios asociados a ataques sofisticados suelen ser más caros que la labor de novatos o de gente menos calificada. Muchas veces, los hackers más preparados no buscan trabajo ellos mismos entre el público en general, sino que son contactados por otros hackers o por terceros.

Así que, al igual que en el mundo laboral, se requieren relaciones de confianza, guías de coordinación y distribución que deben ser establecidas, además de reglas y estándares, que deben ser acordados como parte de su "perfil laboral".

De esta forma, podríamos decir que la mayoría de los elementos de una economía saludable son también aplicables en la economía clandestina y el mundo de los hackers.

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