Sistema Judicial

La sola reducción de la tasa objetivo del banco central no garantiza automáticamente tasas más bajas para los consumidores.

El caso de una señora de la tercera edad que detonó un arma de fuego, sólo demuestra el alarmante crecimiento del delito de despojo en la Zona Metropolitana del Valle de México.

Con un compromiso renovado hacia una justicia más equitativa y accesible, podemos transformar nuestro sistema judicial.

El 13 de marzo se publicó en el DOF el decreto que reforma la Ley de Amparo, el cual presenta más incidencias cuantitativas que cualitativas.

Como consecuencia de una tradición legal rígida y elitista, la justicia en México se percibe como un sistema formalista, lento y distante de la sociedad.

Con la reforma judicial, el impacto que se prevé en materia de telecomunicaciones es que lo que estaba en vigor, que permitía dotar de experiencia a los juzgadores, queda de lado.

Esta reforma compromete el Estado de derecho, el cual, es un principio esencial que garantiza que todas las personas, empresas y el propio gobierno estén sujetos a la ley.

Lo que ahora queda con la reforma al Poder Judicial es un entuerto que no tiene ni pies ni cabeza, ni manera alguna de operar.

El Consejo de Derechos Humanos indicó que figuras como la prisión preventiva oficiosa, la militarización de la seguridad pública y los ataques a la independencia judicial se han sumado a este problema.

De llevarse a cabo las reformas, el crecimiento económico y la productividad de nuestro país será menor en los siguientes años.