Dividir la fortuna en bitcoins de una familia se ha convertido en una importante fuente de controversia en los casos de divorcio.
El caso específico se prolongó durante ocho años, casi tanto como el matrimonio. La rica pareja de San Francisco discutió sobre la manutención de sus hijos; las ganancias de la venta de la compañía de software del esposo y el destino de su casa de 3.6 millones de dólares.
Pero la batalla judicial más importante entre Erica y Francis deSouza tuvo que ver con una amarga disputa sobre millones de dólares en Bitcoin.
El señor deSouza, un ejecutivo de tecnología, había comprado un poco más de mil bitcoins antes de separarse de su esposa en 2013, y luego perdió casi la mitad de los fondos cuando colapsó un importante intercambio de criptomonedas. Después de tres años de litigio, un tribunal de apelaciones de San Francisco dictaminó en 2020 que el señor deSouza no había revelado correctamente algunos elementos de sus inversiones en criptomonedas, cuyo valor se había disparado. El tribunal le ordenó que le diera a la señora de Souza más de 6 millones de dólares de sus bitcoins restantes.
En los círculos legales, el caso deSouza está siendo estudiado como quizás el primer divorcio importante de bitcoins. Tales disputas maritales son cada vez más comunes. A medida que las criptomonedas obtienen una mayor aceptación, la división del patrimonio familiar se ha convertido en una fuente importante de controversia, con parejas separadas intercambiando acusaciones de engaño y mala gestión financiera.
Cuando el amor (y las criptomonedas) se acaban
Un divorcio que termina mal tiende a generar discusiones sobre prácticamente todo, pero la dificultad de rastrear y valorar la criptomoneda, un activo digital negociado en una red descentralizada, está creando nuevos dolores de cabeza. En muchos casos, argumentaron los abogados de divorcio, los cónyuges informan menos de sus tenencias o intentan ocultar fondos en billeteras en línea a las que puede ser difícil acceder.
“Originalmente, el dinero estaba debajo del colchón, y luego fue la cuenta bancaria en las Islas Caimán”, dijo Jacqueline Newman, abogada de divorcios en Nueva York que trabaja con clientes de alto poder adquisitivo. “Ahora es cripto”.
El auge de las criptomonedas ha proporcionado un medio de intercambio útil para los delincuentes, creando nuevas oportunidades para el fraude. Pero los activos digitales no son imposibles de rastrear. Las transacciones se registran en libros de contabilidad públicos llamados cadenas de bloques, lo que permite a los analistas expertos seguir el dinero.
Algunos abogados de divorcio han llegado a depender de una creciente industria de investigadores forenses, que cobran decenas de miles de dólares para rastrear el movimiento de criptomonedas como Bitcoin y Ether desde los intercambios en línea hasta las billeteras digitales. La firma de investigación CipherBlade ha trabajado en unos 100 divorcios relacionados con criptomonedas en los últimos años, explicó Paul Sibenik, analista forense de la empresa. En múltiples casos, dijo, ha rastreado más de 10 millones de dólares en criptomonedas que un esposo le ocultó a su esposa.
En entrevistas, casi una docena de abogados e investigadores forenses describieron casos de divorcio en los que un cónyuge, generalmente el esposo, fue acusado de mentir sobre las transacciones de criptomonedas o de ocultar activos digitales. Ninguna de las parejas accedió a ser entrevistada, pero algunos de los divorcios han encontrado pruebas documentales que arrojan luz sobre cómo se desarrollan estas disputas.
El caso deSouza
Los deSouza se casaron en septiembre de 2001. Ese mismo año, el señor deSouza fundó una empresa de mensajería instantánea, IMlogic, que finalmente vendió en un acuerdo que le reportó más de 10 millones de dólares, según los registros judiciales.
Las inversiones en criptomonedas del señor deSouza datan de abril de 2013, cuando pasó un tiempo en Los Ángeles con Wences Casares, uno de los primeros criptoempresarios, quien le ofreció activos digitales. Ese mes, el señor deSouza compró alrededor de 150 mil dólares en Bitcoin.
Los deSouza se separaron más tarde ese año, y Francis pronto reveló que era dueño de Bitcoin. Para cuando la pareja estuvo lista para dividir sus activos en 2017, el valor de esa inversión se había disparado a más de 21 millones de dólares.
Pero había un ‘truco’: en diciembre, Francis reveló que había dejado un poco menos de la mitad de los fondos en un intercambio de criptomonedas, Mt. Gox, que quebró en 2014, poniendo el dinero fuera de alcance.
En las presentaciones judiciales, los abogados de Erica dijeron que era “atroz” que su esposo no hubiera mencionado antes que gran parte de Bitcoin se había ido, y argumentaron que la gestión ‘en lo oscurito’ de la inversión le había costado a la pareja millones de dólares. Los abogados también especularon que Francis podría estar acumulando fondos adicionales.
“Francis ha sido menos que honesto con sus historias que cambian a cada rato”, afirmaron los abogados de la señora deSouza.
La acusación de un supuesto ‘escondite secreto’ nunca se materializó. Una portavoz del señor deSouza dijo que había revelado la totalidad de sus tenencias de criptomonedas al comienzo del divorcio.
La señora deSouza se negó a comentar a través de su abogado.
Pero la corte de apelaciones encontró que Francis, de 51 años, quien ahora es el director ejecutivo de la compañía de biotecnología Illumina, había violado las reglas del proceso de divorcio al no mantener a su esposa completamente informada sobre sus inversiones en criptomonedas.
Se le ordenó que le diera a Erica aproximadamente la mitad del número total de Bitcoins que tenía antes de la quiebra de Mt. Gox, dejándolo con 57 Bitcoins, con un valor aproximado 2.5 millones de dólares a los precios de hoy. Los bitcoins de la señora deSouza ahora valen más de 23 millones de dólares.
No todos los divorcios de bitcoins involucran sumas tan grandes. Hace unos años, Nick Himonidis, un investigador forense de Nueva York, trabajó en un caso de divorcio en el que una mujer acusó a su marido de no declarar que tenía criptomonedas. Con la autorización de la corte, Himonidis se presentó en la casa del esposo y registró su computadora portátil. Encontró una billetera digital, que contenía aproximadamente 700 mil dólares de la criptomoneda Monero.
“Él se puso en una actitud de ‘Ah, ¿esa billetera? Ni siquiera sabía que la tenía’”, recordó el investigador. “Yo estaba como, ‘¿en serio, amigo?’”
En otro caso, contó Himonidis, descubrió que un esposo había sacado 2 millones de dólares en criptomonedas de su cuenta en Coinbase, una plataforma donde las personas compran, venden y almacenan monedas digitales. Una semana después de que su esposa solicitara el divorcio, el hombre transfirió los fondos a billeteras digitales y luego se fue de Estados Unidos.
Un tribunal puede ordenar que un intercambio de criptomonedas entregue fondos. Pero las billeteras en línea en las que muchos inversores almacenan criptomonedas no están sujetas a ningún control centralizado; el acceso requiere una contraseña única creada por el propietario de la billetera. Sin esa clave digital, los fondos del esposo estaban efectivamente fuera del alcance de la futura ex esposa.