Elon Musk podría tener un socio en su acuerdo de 44 mil millones de dólares para comprar Twitter: el código tributario de Estados Unidos.
El máximo ejecutivo de Tesla y SpaceX anunció el lunes un acuerdo para adquirir Twitter por el que pagará 54.20 dólares por acción, comprometiéndose a financiar 21 mil millones de dólares de esa compra con capital propio y utilizar un préstamo de 12 mil 500 millones de dólares con sus acciones de Tesla como garantía. Los bancos involucrados en la operación comprometerán otros 13 mil millones de dólares en financiamiento de deuda. Los críticos, entre los que se encuentra la senadora Elizabeth Warren, dicen que solo puede hacerlo gracias a la laxitud fiscal de los multimillonarios.
“Si observa los ‘ingresos’ de Musk tal y como los define nuestro código tributario, verán que el tipo es realmente rico, pero no lo suficientemente como para comprar Twitter”, dijo Steve Wamhoff, director de política fiscal federal del Institute on Taxation and Economic Policy, una organización de tendencia izquierdista.
“Pero cuando se observa una definición más completa de sus ingresos —incluyendo las partes que no figuran como ingresos imponibles según nuestras normas tributarias y que, por lo tanto, no se gravan—, entonces uno empieza a ver cómo el tipo puede comprar Twitter”, abundó.
El ‘truco’ de los millonarios para sus compras espectaculares
Musk está utilizando una estrategia de probada eficacia favorecida por muchos multimillonarios estadounidenses que han acumulado acciones muy apreciadas: pedir préstamos contra esos activos para obtener efectivo sin tener que vender y pagar impuestos. Musk tiene un préstamo de margen contra algunas de sus participaciones en Tesla por 12 mil 500 millones de dólares del acuerdo.
Los detalles de cómo Musk planea conseguir otros 21 mil millones de dólares aún no están claros en el acuerdo de financiamiento. Podría vender Tesla u otras acciones, lo que supondría una importante factura fiscal. Es posible que pueda financiar parte de eso con préstamos contra sus participaciones en SpaceX y Boring Company utilizando además las reglas del Servicio de Impuestos Internos para aprovechar el efectivo libre de impuestos.
Musk tiene un patrimonio de 257 mil 400 millones de dólares, según el índice de multimillonarios de Bloomberg. Gran parte de esa fortuna la tiene en acciones de Tesla y SpaceX, que pueden crecer indefinidamente sin pagar impuestos. En el caso de los préstamos contra activos, Musk también obtiene una deducción fiscal por el interés de esa deuda. Musk enfrentó el año pasado una factura fiscal multimillonaria tras vender parte de sus acciones de Tesla.
“Elon Musk tiene acciones de Tesla muy valiosas que no quiere vender para pagar un impuesto, y por eso puede pedir prestado contra esas acciones sin venderlas”, abundó Steve Rosenthal, miembro sénior del Centro de Políticas Tributarias Urban-Brookings, de tendencia izquierdista. “Pedir prestado no crea ningún ingreso en nuestro sistema porque el préstamo se compensa con la obligación de devolverlo”.
Demócratas vs. las facilidades para los millonarios en EU
La capacidad de los millonarios de elegir en gran medida cuándo pagan impuestos —aplazando las ventas a los años en que tienen pérdidas para compensar los pasivos, o simplemente manteniendo los activos hasta que mueran para evitar los impuestos por completo—, ha generado la ira de muchos demócratas. Los senadores Warren, Bernie Sanders y Ron Wyden, entre otros, llevan años trabajando en diversas formas de impuestos sobre el patrimonio que persiguen las fortunas que a menudo no se ven afectadas por las normas del impuesto sobre la renta.
Warren, quien convirtió la idea de un impuesto sobre el patrimonio de 2 por ciento para los estadounidenses más ricos en un ‘grito de guerra’ de la campaña en las primarias demócratas de 2020, dijo el lunes por la noche que la adquisición de Twitter por parte de Musk ejemplificaba su necesidad.
El presidente Joe Biden se sumó a esa lucha a principios de este mes con su propio ‘Impuesto sobre la renta mínima de los multimillonarios’, que gravaría la revalorización anual de los activos financieros y empresariales de las personas con un valor mínimo de 100 millones de dólares. El plan de Biden sería un duro golpe para alguien como Musk, que tiene el potencial de obtener grandes ganancias. Según esa propuesta, esas personas tendrían que pagar impuestos sobre las ganancias de capital cada año por la revalorización, dijo Kyle Pomerleau, miembro principal del American Enterprise Institute, de tendencia derechista.
Es poco probable que un nuevo impuesto a los multimillonarios se convierta en ley en el corto plazo, ya que los márgenes en el Senado de EU son muy estrechos. Joe Manchin, un demócrata moderado de Virginia Occidental, rechazó inmediatamente el plan de Biden pocas horas después de su publicación como parte de la solicitud de presupuesto del presidente.
Sin embargo, es probable que la idea de gravar las ganancias no realizadas siga vigente. El concepto ha pasado de ser una idea marginal, popular solo entre legisladores muy progresistas, a una política demócrata generalizada en solo unos años.