Imagine un informe meteorológico tan preciso que proporcione el pronóstico del viento para cada cuadra de la ciudad.
Amazon, Domino's y otros alistan entregas autónomas en drones, y se están dando cuenta de la necesidad de datos meteorológicos hiperlocales.
"El problema climático es muy importante", señaló Sean Cassidy, director de seguridad de la unidad de drones de Amazon. "No tenemos el nivel de granularidad que se necesitaría".
El empuje está en desarrollar sistemas que pronostiquen las condiciones climáticas específicas por cuadra y a elevaciones tan bajas como 120 metros. Eso promete despejar el camino para el santo grial de naves no tripuladas: vuelos automáticos que harán sus rondas sin que los pilotos las controlen desde tierra, como lo hacen ahora.
Y cada vez es más claro que los propios drones desempeñarán un rol importante en la recolección de los datos mientras surcan los cielos; en principio, transmitirían esa información para alimentar modelos meteorológicos informáticos que diseñarán las rutas de drones que están por despegar.
EXPECTATIVA VS. REALIDAD
Los informes actuales de aviación se diseñan para cubrir principalmente las áreas alrededor de los aeropuertos, así como altas altitudes. Es por eso que los sistemas existentes están tan mal equipados para ayudar a guiar a las miles de naves que se prevé despeguen y aterricen desde diversos lugares.
Los informes se basarán en sistemas en tierra, sensores de los propios drones y datos de los servicios meteorológicos; todos alimentarán modelos computacionales, explicó Marcus Johnson, ingeniero aeroespacial en el Centro de Investigación Ames de la NASA en Moffett Campo, California. "No es una solución fácil".
Tampoco será barata. Un instrumento que registra seis variables como la velocidad del viento, su dirección y la humedad cuesta unos 2 mil 500 dólares, según los fabricantes de sensores. Esto no incluye la instalación, el mantenimiento y el envío de los datos.
"Los retos se pueden solucionar en casi todos los casos, todo se reduce al costo", dijo Jon Tarleton, jefe de marketing meteorológico en las Américas para la finlandesa Vaisala, que fabrica la mayoría de los sensores utilizados por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos.
EL RETO URBANO
Las zonas urbanas presentan algunos de los mayores desafíos. Los edificios altos crean canales de viento que pueden chocar y girar en remolinos estrechos, señaló Matthias Steiner, subdirector del Programa de Aplicaciones de Aviación del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica.
Las banquetas cubiertas de sol frente a aquellas que están a la sombra, justo al otro lado de la calle, pueden producir olas de calor irregulares que generan corrientes impredecibles.
"Cada vez más personas están empezando a darse cuenta de que el clima es un elemento importante que hay que tener en cuenta, ya que estas naves más pequeñas son mucho más sensibles al clima que los aviones", dijo Steiner.
BNSF Railway, la única firma en EU cuyas naves no tripuladas recorren largas distancias, ha tenido que regresar naves o dejarlas en tierra debido al clima, dijo Todd Graetz, director del programa de drones de BNSF.
La empresa tiene una gran ventaja sobre otras: los sensores colocados a lo largo de sus vías proporciona información sobre fuertes vientos y lluvias.
Al otro lado del mundo, en Ruanda, una compañía llamada Zipline usa drones desde octubre para entregar suministros a hospitales rurales. Generalmente han tenido éxito, pero el clima ha sido un obstáculo importante, especialmente en regiones montañosas. Zipline está trabajando con investigadores para construir modelos ante diversos escenarios.
Cuanto más datos climáticos, mejor, dijo el confundador de Zipline, Keenan Wyrobek. "Realmente se trata de hacer que tus sistemas tengan margen para las condiciones más locas, y asegurarte de que no echen (la entrega) en una colina o en la casa de alguien".