El director ejecutivo de Toshiba y otros ocho directivos renunciaron para asumir la responsabilidad por la contabilidad alterada que infló los beneficios en 151 mil 800 millones de yenes, equivalentes a unos mil 200 millones de dólares.
Toshiba reconoció un encubrimiento sistemático que comenzó en 2008 en varias divisiones de su negocio, incluido el de microprocesadores y computadoras de escritorio, que pasaban por problemas financieros, con directivos que imponían objetivos de ingresos irreales y con subordinados alterando los resultados.
Además de sus problemas en su negocio de electrónicos, los planes de Toshiba en el campo de la energía nuclear, uno de los principales negocios de la empresa de Tokio, se vieron afectados por el desastre de Fukushima de 2011, el cual provocó temores sobre la seguridad de los reactores, haciendo casi imposible la construcción de infraestructura de este tipo en el país.
Los 48 reactores nucleares del país están ahora apagados.
Haciendo una pronunciada reverencia ante las cámaras durante una conferencia de prensa, el CEO Hisao Tanaka mantuvo su cabeza agachada casi medio minuto en un gesto que buscó expresar vergüenza y remordimiento. Sus predecesores Norio Sasaki, ahora vicepresidente, y Atsutoshi Nishida, un asesor, también dejaron sus cargos junto con otros seis directivos.
"Tenemos una seria responsabilidad", dijo Tanaka a los reporteros. La empresa necesitará "construir una nueva estructura" para reformarse, agregó.
La empresa informó que el fraude siguió durante el año fiscal que concluyó en marzo y que trabaja revisando las cuentas para mostrar el verdadero panorama financiero. El corporativo prometió convocar para septiembre una reunión de emergencia con los accionistas, cuando dará a conocer un reporte financiero genuino.
Loizos Heracleous, profesor de estrategia en la escuela de negocios Warwick en Gran Bretaña, dijo que las empresas en Japón carecen todavía de áreas de transparencia e independencia comparado con el estándar mundial.
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