Facebook apostó temprano por la realidad virtual con la compra del Oculus VR hace dos años y medio.
Ahora está luchando contra señalamientos de que el visor Oculus Rift fue construido con tecnología robada y promovido con una historia falsa sobre un joven empresario que arrancó su empresa en el garaje de sus padres.
Lo que comenzó como una disputa entre 'geeks' ahora es una querella de dos mil millones de dólares que podría llevar al fundador de
Facebook, Mark Zuckerberg, al banquillo de los testigos en una sala tribunal de Dallas.
La gigante red social está acusada de realizar la adquisición de Oculus en 2014 con "plena conciencia" de que el conocimiento para desarrollar uno de los dispositivos de consumo más prometedores del Silicon Valley fue tomado de otra compañía.
ZeniMax Media trata de demostrar que hizo el trabajo pesado para desarrollar el software y el hardware para las gafas de realidad virtual, alegando que un empleado estrella contratado por Oculus robó su propiedad intelectual. Facebook y los ejecutivos de Oculus señalados en la demanda niegan las acusaciones y dicen que ZeniMax está tergiversando la historia.
Si ZeniMax tiene éxito en el juicio, programado para arrancar esta semana, reescribirá la historia de cómo Facebook tomó la delantera en la carrera de la realidad virtual; Microsoft, Sony, Alphabet, entre otros, compiten por un pedazo de dicho mercado que se prevé que superará los 84 mil millones de dólares en ventas en 2020.
ZeniMax, un fabricante de software y juegos interactivos con sede en Rockville, Maryland, traza el inicio del conflicto en 2012, cuando su entonces empleado John Carmack, diseñador de exitosos juegos como Doom y Quake, empezó a intercambiar mensajes con el fundador de Oculus, Palmer Luckey.
En ese entonces Luckey, un universitario entusiasta de los videojuegos que vivía en el sur de California, trabajaba en un "visor de realidad virtual primitiva" al que llamó Rift.
En ese momento, era "un prototipo bruto que carecía de un soporte para la cabeza, software de realidad virtual específico, sensores de movimiento integrados y otras características y capacidades críticas necesarias para crear un producto viable", según la demanda.
ZeniMax señala que Carmack fue responsable de los principales avances que transformaron al Rift en una "poderosa experiencia inmersiva de realidad virtual". Pero luego de que Carmack y Luckey acordaron usar el Rift para mostrar una versión especialmente configurada de Doom 3 en una convención de Los Ángeles en 2012, las relaciones entre las startups se rompieron, según ZeniMax.
En lugar de discutir cómo Oculus compensaría a ZeniMax, Luckey y el entonces presidente ejecutivo de Oculus, Brendan Iribe, supuestamente se volvieron "cada vez más evasivos y poco cooperativos".
Luego contrataron a Carmack, acusado de copiar miles de documentos de su computadora en ZeniMax.
Para cubrir sus huellas, Oculus "diseminó en la prensa una historia falsa y fantástica de que Luckey era el inventor brillante de la tecnología de realidad virtual y que la había desarrollado en el garaje de su padre", según un archivo de la corte.
"Esa historia era totalmente falsa".
ZeniMax reclama dos mil millones de dólares en daños, que es cercano a lo que Facebook pagó por la adquisición de Oculus.
Facebook empezó a ofrecer el visor Rift en marzo a un precio de 599 dólares.
"Vamos a llamar a muchos testigos, incluido Zuckerberg", dijo el abogado de ZeniMax, Tony Sammi, en una entrevista el 3 de enero.
La abogada principal de los acusados, Beth Wilkinson, así como representantes de Oculus y Facebook se negaron a hacer comentarios antes del juicio.
Facebook argumentó en agosto de 2015 que ZeniMax no realizó ninguna afirmación de poseer la tecnología ni señaló tener derechos de propiedad intelectual hasta que Facebook anunció su intención de comprar Oculus en marzo de 2014.
Carmack, quien se convirtió en jefe de tecnología de Oculus, dijo en una declaración judicial de diciembre que su contrato de trabajo en ZeniMax le permitió estar involucrado en Oculus porque no era una compañía de juegos competidora con ZeniMax. Agregó que ZeniMax le dio su consentimiento para divulgar públicamente su investigación sobre realidad virtual.
Apuntó que se ofreció a fabricar un producto similar al de Luckey, pero su idea no generó respuesta con el CEO de ZeniMax, Robert Altman.
"Altman decidió no perseguir la oportunidad de hacer de ZeniMax un jugador en la revolución de hardware de realidad virtual", según Carmack.
ZeniMax también se negó a invertir en Oculus en una ronda de financiamiento y no estaba dispuesto a aceptar nada menos que "una gran participación " en Oculus a cambio de permitir la participación de Carmack como asesor técnico, de acuerdo con la presentación. Si ZeniMax hubiera aceptado, "habría cosechado decenas o incluso cientos de millones de dólares a cambio de la inversión cuando Facebook compró Oculus", agregó Carmack.
Se espera que el juicio dure aproximadamente tres semanas.