El negocio de Scape iba viento en popa antes de la pandemia. Su modelo de negocios era completamente nuevo en México: spa a domicilio a través de una app. La valiente en traer este servicio a México fue Helle Jeppsson, una empresaria sueca que entremezcló bien su experiencia en la industria del wellness con la tecnología móvil.
Como muchos otros negocios, Scape no supo qué hacer cuando llegó la pandemia. Si bien estaban inmersos en el mundo del delivery, no tenían las ventajas de otras apps como Uber o Didi Food, las cuales vieron crecer sus ganancias considerablemente durante la emergencia. Para Scape fue diferente: lo que en su momento fue novedoso, se convirtió en un riesgo. Al inicio de la pandemia, cuando la paranoia reinaba en todos lados, nadie quería abrirle su puerta a un desconocido. Menos para que, literalmente, se metiera hasta la sala para hacerle un masaje o un tratamiento facial.
"De un día para otro pasamos de facturar números verdes a facturar cero. Y aunque teníamos un Plan B para tiempos de vacas flacas, no teníamos un Plan B para tiempos de vacas tan flacas", dice en entrevista esta mujer que fue copropietaria de Hela Spa, un santuario del bienestar entre cuyos clientes figuran Angelina Jolie, Michelle Obama y Anne Hathaway.
Sin embargo, lo que evitó que esta tecnológica mexicana se fuera a la quiebra fue una solución "a la antigüita": la venta por catálogo. "Los primeros dos meses sobrevivimos vendiendo productos de belleza y bienestar, al viejo estilo de Tupperwear. Dijimos: si nuestras más de 450 terapeutas son profesionales del bienestar y la belleza, no hay nadie como ellas para asesorar a nuestros clientes a la hora de comprar cremas, cosméticos, shampoos o cualquier otro producto", comparte la empresaria.
Ahora, Scape combina la venta por catálogo con su modelo tecnológico de masajes y tratamientos faciales a domicilio. Los resultados, dice Jeppsson, han sido más que positivos: de febrero a octubre, la empresa creció en 21 por ciento. Hoy realizan dos mil 800 servicios en toda la República, principalmente en Ciudad de México, Querétaro y Cuernavaca. "Tenemos más trabajo que antes de que comenzara la pandemia".
Fue así que Scape diseñó ocho catálogos de diversos productos de belleza en alianza estratégica con marcas de lujo como Lululemon (ropa deportiva, yoga y athleisure), Natura Bissé (cosméticos), Jo Malone (hogar y bienestar), Comfort Zone (cosméticos) y Davines (belleza y bienestar).
"Así encontramos una alternativa de financiamiento para que nuestras terapeutas no se quedaran sin ingresos", afirma Jeppsson. "Nunca imaginamos que algo tan disruptivo y hasta tan contradictorio en una startup tecnológica nos fuera a salvar de los números rojos".
Con este nuevo modelo de negocios, la terapeuta que antes sólo ofrecía servicios de spa a domicilio ahora aumentaba sus ingresos porque también se llevaba una comisión a la hora de vender un pants para hacer yoga, una crema rejuvenecedora o un labial. De esta manera, la compañía sorteó la crisis, cubrió gastos fijos y no dejó sin trabajo a sus más de 200 trabajadoras.
Cuando en julio se anunció que los spas podían abrir nuevamente sus puertas, Scape reinició con sus servicios a domicilio. La sorpresa fue grata: "nos encontramos con que muchísima gente quería servicios de spa a domicilio. Era lógico: mucha gente no quería salir de sus casas por temor a contagiarse. Veía mucho más seguro pedir un tratamiento facial a través de una app y así se evitaban el peligro de salir a la calle y de pisar un spa tradicional donde usualmente hay mucha gente", comenta Jeppsson.