La siria Yusra Mardini ha captado los reflectores durante los Juegos Olímpicos, no solo por su participación como nadadora sino también por su historia personal como refugiada y heroína.
Esta es su historia.
Antes de la guerra en Siria, Yusra representaba a su país en torneos internacionales. A los 14 años participó en el Campeonato Mundial de Natación (25m), en el año 2012.
Al agravarse la guerra, abandonó Damasco en agosto de 2015 junto a su hermana mayor.
Viajaron a través de Líbano y Turquía en un intento para llegar a Grecia en bote. Sin embargo, el motor de la embarcación se detuvo tras 15 minutos, corriendo el riesgo de hundirse, explica la ACNUR.
“Mi hermana saltó al agua por un lado y yo salté por el otro. Ella no estaba contenta: comenzó a gritarme que subiera al bote pese a que ambas éramos nadadoras”, contó.
Otras dos personas saltaron al mar y ayudaron a las hermanas a estabilizar el bote, para después empujar el bote durante tres horas.
Lograron salvar la vida de las 20 personas a bordo.
Llegaron a la isla griega de Lesbos, pero el viaje de Yusra no acabó ahí. Viajó a otros siete países antes de llegar a Alemania en septiembre de 2015, donde ahora reside, y retomó su entrenamiento como nadadora.
Desde entonces, la joven entrena en el club Wasserfreunde Spandau 04, asociado a las Escuelas Deportivas de Élite de Berlín.
Yusra ha contado que ha sido nadadora desde los tres años de edad, pero en Siria no encontró el apoyo de la federación.
Mardini, de 23 años de edad, debutó como atleta olímpica en Río 2016, como parte del primer equipo de Atletas Olímpicos Refugiados, conformado por 10 atletas.
Su participación la llevó a obtener una gran presencia mundial, a reunirse con grandes líderes mundiales en la Asamblea de la ONU, a conocer al Papa y a recibir varios galardones, señala la ACNUR.
Actualmente forma parte del mismo equipo en los Juegos de Tokio 2020. El sábado pasado compitió en la prueba de 100 metros mariposa femenil, pero no ganó.
La nadadora fue nombrada la embajadora de Buena Voluntad más joven de la ACNUR en abril de 2017. Ella defiende la causa de las personas refugiadas en todo el mundo y es voz de quienes viven desplazamientos forzados.