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Eliá Estiatorio: la virtud de la sencillez

No hay plazo que no se cumpla, ni vacaciones que no terminen, ya estamos de regreso en este espacio en donde ser Glotón Fisgón y no morir con sobrepeso es todo un reto, así que para expiar mis culpas y pecados cometidos en la pasada temporada Guadalupe-Reyes busqué un lugar para comer sanamente sin perder el estilo.

Después de tanta comedera decidí arrancar en mi oficio este 2025 con la llamada dieta Mediterránea, ya sabes, pescado, aceite de oliva, vegetales, hierbas aromáticas y carnes magras y para ello qué mejor que la comida griega.

Así llegamos a Eliá Estiatorio, un restaurante ubicado en el Pantalón al poniente de la CDMX.

El espacio interior diseñado por el famoso arquitecto Sordo Madaleno, es de colores cálidos que evocan un ambiente muy mediterráneo, ondulantes velarias en los techos con enredaderas colgantes y un árbol de aceitunas fake que representa el nombre del lugar “Eliá “u olivo en Griego.

Con eso de que la mixología es lo de hoy de entrada nos recibieron con un mini cóctel a base de prosecco, pepino y menta bastante interesante; pero lo mío, lo mío es el St. Germain Spritz, una refrescante bebida complementada con una infusión de toronja de sabor memorable.

Comer y rascar tan solo es empezar

Debo reconocer que la amabilidad del personal es de llamar la atención. Comenzaron con la preparación justo frente a nosotros de un jitomate heirloom con sal Maldo, orégano griego y aceite de oliva y lo mejor, es de cortesía.

El lema de Eliá Estiatorio es “buscar la excelencia a través de la sencillez” y el menú está confeccionado para compartir los platillos, así que arrancamos con el Eliá especial, una torre de calabaza y berenjena crujiente, tzatziki, saganaki y un toque de orégano griego.

Después el sponsor eligió una ensalada romana a base de lechuga, con un aderezo de eneldo y cebollín con queso manouri, una especie de feta, pero más rico y menos salado. Yo elegí la ensalada de betabel orgánico rostizado acompañado de yogurt con menta.

Es innegable la presencia de la calidad de los productos cultivados por los chinamperos que se esmeran en mantener la frescura de sus vegetales orgánicos, mismos que resaltan la sencillez de los sabores presentes en las recetas caseras mediterráneas.

Vamos al mercado

Desde el momento que cruzamos la puerta las charolas con pescado a la sal brotaban por doquier, como una insistente insinuación a seguir por el buen camino de la dieta mediterránea.

El capitán de la sala me conminó a ir al “Mercado Eliá” ubicado al fondo del comedor para observar la exhibición de frutos del mar que conforman la materia prima de la carta y ser asesorada por un especialista en esa materia y así lograr una conexión íntima con el producto.

Ninguno de los huachinangos, robalos o pescados expuestos en la gran hielera me hizo ojitos ni despertó el deseo para llevarlo a mi mesa cubierto en una costra de sal, a las brasas o frito. Resulté ser amante de los fríos y fueron los ostiones kumamoto y un ceviche griego de totoaba del Mar de Cortés los que ganaron el privilegio de ser engullidos por nosotros.

Del mar a la tierra

Todo iba muy bien hasta que llegamos a los platos fuertes, yo ordené un rack de cordero de libre pastoreo y Carlos un centro de filete ya que detesta el cordero y como complemento una pasta artesanal con bogavante. Un mar y tierra perfecto para compartir, nos comentó el asesor de pescados.

Paso seguido apareció el mesero con las viandas que a lo lejos lucían suculentas, yo con cámara en mano lista para hacerme de la foto, me distraje con la amena charla de dos amigas que nos acompañaban y de pronto aparecen los platos con un revoltijo de pasta, costillas y carne montados con ausencia de estética, casi me pongo a llorar.

El mesero en su afán de servicio esmerado decidió repartir la comida equitativamente para evitarnos la molestia de servirnos cada uno lo que se nos apeteciera y ante mi reclamo, simplemente dijo con una sonrisa, me dijeron que era para compartir.

Lo que salvó la experiencia gastronómica fue que la pasta estaba en su punto, el bogavante firme y jugoso, las costillas de cordero muy suaves y deliciosamente realzadas con jalea de menta y el sponsor disfrutó su filete luego de que se lo devolvimos.

Relación precio calidad: buena

Precios: $$$$

@eliaestiatorio.mx

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