Lejanos, gélidos y con cielos estrellados, así son los lugares que las auroras boreales eligen para aparecer. Visibles en los cielos del norte, en el Ártico aparecen como luces que parecen bailar en el horizonte. Son producto de las explosiones del sol que quedan vagando por el espacio. Al contacto con la atmósfera terrestre esa energía es desviada a los territorios polares y produce esa reacción.
Para admirarlas no es necesario trasladarse a otro continente; Canadá y Estados Unidos tienen escenarios propicios para que el fenómeno natural se produzca. Durante enero, febrero, marzo y abril -meses con cielos despejados- se aprecian franjas, puntos o columnas inusuales en tonos verde, azul, rojo o amarillo.
Generalmente lo hacen en regiones apartadas, por lo que es necesario ir completamente cubierto para enfrentar bajas temperaturas y, sobre todo, ser paciente.
"Son como animales salvajes, seductores e impredecibles". Así las define Sthepen Reynolds, representante de la oficina de turismo de Yukón, Canadá.
Alaska, Minnesota y Maine
Estos tres destinos cuentan con el espectáculo natural. El Denali National Park and Preserve, en Alaska, resguarda el pico más alto de Norteamérica, un lugar ideal para practicar alpinismo y senderismo. En la época invernal, en el día se puede esquiar, apreciar el paisaje desde un trineo jalado por perros, pasear en motos de nieve o caminar con raquetas. Hasta allá llega el Aurora Winter, tren de pasajeros que funciona durante los meses invernales y que conecta a Anchorage y Fairbanks. Desde sus vagones de lujo se pueden apreciar picos y árboles cubiertos de blanco. Al llegar a Fairbanks se ofrecen varios recorridos para disfrutar del cielo y acampar, pero también es posible avisar en la recepción del hotel para que con una llamada de teléfono alerten para salir y admirar el cielo en el momento exacto de la aurora boreal.
En el Condado de Cook, en Minnesota, a las orillas del Lake Superior se encuentra la cascada High Falls, así como las montañas Oberg y Moose, opciones habituales elegidas por los lugareños.
El Aroostook National Wildlife Refuge, en Maine (frontera entre EU y Canadá), ofrece noches despejadas propicias para su aparición por las tormentas magnéticas que se suceden en invierno, lo que ocasiona que se admiren con mayor facilidad.
Yukón
Ubicado en la parte norte de Canadá, su capital es Whitehorse. La mayoría de su territorio no está habitado, lo que favorece la vida salvaje. Cañones y bosques son hábitat de bisontes, alces y caribús, entre otras especies. Para llegar desde la Ciudad de México es común trasladarse primero a Alberta, Vancouver, Victoria o Calgary.
Hay recorridos específicos para admirar las auroras boreales. Stephen Reynolds recomienda que los ideales son de 3 a 5 días porque hay mayor seguridad de que aparezcan.
"Con ese tiempo las posibilidades se incrementan en 90 por ciento, es importante tener paciencia porque no todas las noches salen, lo hacen cuando uno menos lo imagina, pueden llegar cinco minutos y desaparecer, volver más tarde o ya no. No hay certeza", agrega.
Para admirarlas hay diversidad de tours que ofrecen cabañas en zonas retiradas para asegurar una experiencia de contacto con la naturaleza. Es importante advertir que el esplendor de las auroras boreales se admira sin luces que compitan con ellas, por lo que acampar también es una opción recurrente.
El Northern Lights Resort & Spa se ubica a kilómetros del ajetreo, en medio de montañas y abetos. Es uno de los mejores lugares en las cercanías al río Yukón para disfrutar no sólo de las auroras, sino también de tratamientos y masajes saludables.