Viajes

Un viaje sensorial al pasado maya en el Pueblo del Maíz

Un lugar en el Caribe mexicano cargado con toda la riqueza natural, cultural e histórica de esta antigua civilización.

El Pueblo del Maíz se encuentra incrustado en medio de la selva baja de la isla de Cozumel. Un sitio que te permite viajar en el tiempo, hasta llegar a la época prehispánica, cuando la civilización maya todavía vivía sus años de mayor esplendor en el territorio mesoamericano.

Aquí podrás enriquecer la mente, el espíritu y, por supuesto, el paladar, reviviendo el estilo de vida que los mayas practicaban, así como conocer aquellas costumbres que hasta hoy se mantienen vivas.

El recorrido sigue una ruta de sabores y aromas, liderado por el dios guía, Xaman, que en la lengua autóctona da la bienvenida. Antes de ingresar, invita a los visitantes a purificar las manos con agua extraída de un pozo que está directamente conectado con un cenote.

Ya purificados, Xaman los conduce hacia el mismísimo inframundo maya. Según el Popol Vuh, es de ahí de donde los dioses extrajeron las primeras semillas de maíz que usarían para crear a la raza humana. Después al hombre se les darían esas semillas para hacer de ellas un elemento culinario sagrado y la base de su alimentación.

Al tiempo que Xaman narra las historias milenarias de aquella cultura, explica que es necesario pedir permiso a la Madre Tierra antes de ingerir cualquiera de los regalos que provee.

En la palapa de Hunal-ye, señor del maíz, la gente conocerá la técnica para elaborar tortillas hasta conseguir la consistencia ideal en la masa; ellos mismos podrán moler los granos de maíz sobre el metate, o Ka', y con sus manos dar forma a este alimento. Después de calentarlas en el comal quedan listas para degustarse acompañado de sikilpak, una salsa picante hecha con semillas de calabaza.

Después podrán probar chicle, o sikte, el cual se extrae de la corteza del árbol de chicozapote, considerado sagrado por los mayas.

La mujer abeja, Xuanán Kab, compartirá los conocimientos tanto gastronómicos como medicinales que los mayas tenían sobre la miel, y ofrecerá una degustación de este elixir dorado, obra de las abejas meliponas que no tienen aguijón.

Y el dios del cacao, Ek Chuah, les dará a probar granos tostados de ese fruto sagrado que es la base para preparar el chocolate. El proceso también se hace sobre el metate. Una vez conseguida la consistencia perfecta puede acompañarse con ingredientes tan diversos como hierbabuena o picante.

La culminación de esta aventura se da a través de una danza ceremonial dedicada al Sol, donde varios personajes, ataviados con trajes y penachos de plumas bailan al ritmo de los tambores que simbolizan los latidos del corazón.

El cierre solemne se hace frente al templo de la diosa Ixchel, donde los visitantes son exhortados a pedir por la fertilidad de la Tierra para que la vida en el Pueblo del Maíz no cese.

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