Viajes

Travesía Sagrada Maya: navega al mundo prehispánico

Más de 700 personas de México y el mundo se dan cita en el otrora corazón de la antigua civilización maya, con el fin de revivir un capítulo muy simbólico de su mitología.

Grupo Xcaret es un consorcio turístico cien por ciento mexicano que desde sus inicios ha logrado crecer mediante la capitalización de las bellezas que alberga la Riviera Maya y sus alrededores.

Por más de treinta años, los socios fundadores—Quintana Pali y la tríada Constandse—se han dedicado a desarrollar el destino a través de proyectos sustentables orientados a la conservación de la flora y fauna local así como a la promoción del turismo de aventura. Pero sobre todo han hecho un esfuerzo singular por fomentar el cuidado del patrimonio histórico-cultural prehispánico de la zona.

Desde 2007, parte de ese esfuerzo ha sido realizar anualmente la Travesía Sagrada Maya, un evento cultural sin fines de lucro que en mayo de este año celebró su décimo tercera edición ininterrumpida, siendo muy atesorado en la comunidad local de varios municipios de Quintana Roo.

Un poco de historia

Los mayas, hábiles navegantes, cruzaban el mar en canoa hasta la isla de Cozumel para venerar con ofrendas a la diosa madre Ixchel (que vendría a ser la versión mesoamericana de la Pachamama inca); a cambio recibían su presagio sobre el devenir de la tierra y la naturaleza para después volver con el mensaje y transmitirlo al resto de la gente. Esta costumbre religiosa se vio interrumpida con la llegada de los españoles a la península de Yucatán, quienes se apoderaron de la red comercial marítima y prohibieron a los mayas continuar navegando las aguas.

Por fortuna, el tiempo no pasa en vano, y de la memoria colectiva siempre surgen llaves que nos permiten abrir esos candados simbólicos que ha dejado la historia. Así la Travesía Sagrada Maya, que no es sólo un evento conmemorativo, sino un auténtico—y continuo—esfuerzo por rescatar aquella tradición milenaria, gracias al cual la gente puede reconectar con "la raíz histórica de este lugar, conocer lo que sucedía y recordar la importancia que tuvo para los antiguos mayas esta relación religiosa que marcó muchos aspectos de su vida cotidiana", señaló Carlos Serrano Cerrillo, Coordinador de Proyectos de Patrimonio de Grupo Xcaret.

Recrear esta travesía fue un gran desafío. Y gracias al asesoramiento del Centro de Estudios Mayas de la UNAM se pudo realizar lo más apegado posible a lo que realmente sucedía en aquella época.

El vestuario, las telas, el maquillaje, los personajes, los rituales y las danzas, todo se hizo "apegado a lo que escribió Fray Diego de Landa en su manuscrito Relación de las cosas de Yucatán, así como algunas representaciones de pasajes del Popol Vuh", revela Serrano Cerrillo.

Navegar el pasado

Rompe el alba en el horizonte mientras 380 mensajeros de la Luna desfilan por la playa hasta sus embarcaciones. A todos los acompaña un acto procesional de bailes, cánticos, oraciones y buenos augurios para el desafío que yace frente a ellos.

Zarpan 36 canoas de lo que antes fue el puerto mercante de Polé (hoy Xcaret), junto con el asomo de los primeros rayos de sol que alumbran su ruta por el Mar Caribe.

La travesía es larga y agotadora. Más de 60 kilómetros, ida y vuelta, remando en aguas caribeñas a merced del clima y el oleaje.

El primer trayecto es de cinco a seis horas contra corriente hasta alcanzar la costa de Cozumel, donde la diosa Ixchel aguarda para recibir la ofrenda y entregar su mensaje a los canoeros. En la noche también se realiza la celebración del Oráculo, ahí se recrea el momento en el que los sacerdotes mayas predicen la llegada próxima de los españoles y su nueva religión.

A la mañana siguiente se emprende el regreso. Esta vez con la fortuna de poder navegar a favor de la corriente. Sin embargo, el mar siempre puede ser engañoso y "por más que te prepares física y mentalmente, nunca sabes lo que te espera", señala Margarita Mukul (35), originaria de Mérida, Yucatán, quién en un tiempo de tres horas y 15 minutos logró concretar la segunda travesía de su vida. Durante el recorrido, ella y sus compañeros tuvieron que enfrentarse a lo que entre canoeros se conoce como 'caldo de bruja': una combinación de oleaje cruzado y sargazo que hace que el agua "se sienta lodosa y pesada", agrega.

Una vez que retornan sanos y salvos a la caleta de Xcaret, son recibidos entre vítores y aplausos por la gente que espera con ansia escuchar el mensaje traído de la isla, entre ellos sus familiares. El acontecimiento tiene un cierre solemne que incluye más danzas y rituales en las que se reproduce esta faceta de la vida maya, así como el homenaje a todos los participantes.

Ser un canoero

Cada tripulación es mixta, varía de 10 a 11 personas que llevan entrenando juntos seis meses, preparándose arduamente para embestir las olas con fuerza y en perfecta sincronía.

"Es una experiencia padrísima. Hay una conexión porque compartimos todo. En la canoa nos volvemos hermanos, una familia", expresa Mukul.

Los dirige el timonel, aposentado en la popa, quien suele ser el más experimentado y además posee un amplio conocimiento de las corrientes marinas. A su vez está el proel, quien desde la punta de la canoa va marcando el ritmo y la velocidad de la remada; "es la persona que tiene la conexión con el timonel, al estar al frente se convierte en sus ojos", añade Mukul. La coordinación entre ambos es vital para mantener el rumbo adecuado y no salirse de curso, además de que motivan constantemente al resto del equipo.

Pero el compañerismo y las buenas vibras espirituales de la Madre Tierra, aunque indispensables, no son lo único que se necesita para superar un reto de semejante calibre. Todo canoero tiene en sus manos al mejor amigo: su remo, que no sólo es la herramienta principal de navegación, sino que es el único artefacto que le permitirá mantenerse a flote en caso de que la canoa se vuelque durante el trayecto. Algunos incluso graban alguna marca o mensaje significativo sobre la madera para personalizarlo, afianzando así el vínculo con dicho objeto.

¿Qué necesitas para ser parte de esta experiencia?

-Ser mayor de edad, tener mínimo 18 y máximo 65 años de edad.

-Superar una prueba física de nado de 700 metros a 1km en aguas abiertas

-Cubrir un costo simbólico de inscripción de alrededor de $1,500.00 MXN, que cubre: hospedaje en Cozumel; alimentos y bebidas durante y después de la travesía; el remo; entrenador durante seis meses previos al cruce; paramédico y guardavidas.

-Residir hasta 9 meses previos al evento en—o cerca de— las distintas sedes de las escuelas de remo: Cancún, Cozumel, Playa de Carmen o Tulum (Xel-Ha).

La convocatoria se lanzó a inicios de septiembre a través de diferentes medios (radio, redes sociales y la página web oficial), y podrás inscribirte a los entrenamientos que empiezan a principios de noviembre.

El boleto del evento cuesta $399.00 MXN e incluye el acceso al parque Xcaret (con algunas restricciones). Si eres familiar de algún canoero o miembro del staff no tiene ningún costo.

Dependiendo en dónde prefieras disfrutar de este evento, Interjet ofrece 100 frecuencias semanales con vuelo directo al Aeropuerto Internacional de Cancún (CUN), y 4 frecuencias semanales con vuelo directo al Aeropuerto Internacional de Cozumel (CZM), ambos saliendo desde la Ciudad de México.

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