El Globo

México devaluado

La imagen internacional de México está devaluada, por impulsar reformas que debilitan nuestra democracia, al encabezar disputas absurdas, sin sentido diplomático o estratégico.

Falta apenas una semana para la toma de posesión de la primera mujer presidenta en la historia de nuestro país, un momento cardinal en el devenir de los tiempos.

Por muchas razones ciertamente, por ser mujer, por el cíclico sentimiento de esperanza renovada –viene desde los soles aztecas– que representa un nuevo sexenio, un nuevo gobierno, con una nueva gobernante en este caso.

Pero especialmente porque Claudia representa, aún, un enigma. Para las cientos de personas, miles tal vez, que se preguntan, ¿será diferente?, ¿será mejor?, ¿estará más apegada a la realidad, los hechos y la ciencia?, ¿será una mera extensión de Andrés Manuel?, ¿impondrá un talante autoritario? Para todas esas preguntas todavía no hay respuesta clara, pero las pistas trazadas apuntan más bien a una prolongación muy cantada –'el segundo piso de la transformación’–.

Claudia no necesita romper o distanciarse de Andrés. En primer lugar porque su carrera entera se la debe a él, es su ‘clon’, su extensión por interpósita persona, pero sobre todo porque piensan igual. Las diferencias son mínimas.

Lo que resulta vergonzoso a una semana de la ceremonia es la lista de los confirmados desde el extranjero. Es cierto, aún faltan días, pero la visita, escolta, acompañamiento y logística de un jefe de Estado extranjero no se planea ni organiza en cuatro días.

Han confirmado Venezuela, Cuba, Nicaragua, esa colección de países impresentables.

Y lo son, subrayo, no por su perfil ideológico claramente respetable. Lo son porque no son regímenes democráticos, sino por el contrario, se trata de líderes que se han instalado en el poder rompiendo todo periodo, ley, respeto a derechos humanos y atropello del voto popular.

Hoy, México, representado por nuestros gobernantes (AMLO y Claudia), prefiere tener amistad y relación con una serie de gorilas deleznables: tiranos, antidemócratas, violadores de leyes y acuerdos internacionales. Y más.

Maduro y su represión contra las protestas por el reciente robo electoral autorizó violencia institucional por parte de las Fuerzas Armadas y las policías. Más de 26 venezolanos murieron en las marchas y bloqueos callejeros ¿Cómo se llama eso? Se les llama asesinos instalados en el poder.

López Obrador y su pupila, la señora Sheinbaum, no tienen empacho en voltear la mirada ante esta criminal conducta, porque dizque encabezan gobiernos de izquierda.

Y, ¿qué decir de Daniel Ortega en Nicaragua?, quien ha llegado el extremo de despojar de ciudadanía a nicaragüenses nacidos en ese país.

Se giraron más de 230 invitaciones a gobiernos extranjeros. Han confirmado 16.

Faltan aún unos días y probablemente vendrán otros, pero lo cierto es que el balance es pobre.

Y lo es por la sencilla razón de una política exterior degradada –en tono y en calidad– que este gobierno ha implementado. Conflictos verbales y relaciones interrumpidas con más de uno (Bolivia y Perú), insultos e intercambios agresivos con Milei en Argentina, peticiones absurdas y ofensivas al rey de España, que acostumbraba asistir a las ceremonias de toma de posesión en Iberoamérica. Me inclino a pensar que no vendrá Felipe VI a México, ni el gobierno de Pedro Sánchez, si acaso representado, por algún ministro o embajador.

Y qué decir de nuestros socios comerciales y pretendidos ‘aliados’: Canadá y Estados Unidos, a quienes hemos maltratado, ofendido, insultado y agraviado en más de una forma los últimos seis años.

El presidente Biden tendrá la generosidad de enviar como su representante personal a su esposa, la señora Jill Biden, quien ya lo ha representado en ocasiones anteriores.

Pero ciertamente es menor el rango al de un vicepresidente –como el mismo Biden en esa función– en tiempos de Obama con la llegada de Peña, o de Pence a la de AMLO.

México está devaluado frente al mundo. Nuestra imagen internacional ha decaído significativamente al impulsar reformas que debilitan nuestra democracia, al encabezar disputas absurdas, sin sentido diplomático o estratégico alguno. Sólo por el humor o el capricho del mandatario.

Tal vez venga Petro, de Colombia, y Boric, de Chile, según los anuncios preliminares, incluso Lula, de Brasil. Pero es lamentable que ningún líder europeo, de la Unión o, más aún, de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), de la que somos miembros, haya tampoco confirmado su presencia.

Hoy somos vistos como una penosa extensión de Centroamérica, con gobiernos débiles, poco institucionales, con niveles de corrupción aplastantes.

Dejamos de ser Norteamérica, como socios, como integrantes de una región comercial común, miembros de las 32 economías más potentes del planeta.

Pasamos a estar en la lista de las ‘semidemocracias’ poco confiables, con crecientes niveles de deuda exterior –aunque López Obrador lo niegue– y bajos niveles de certidumbre jurídica y económica. México devaluado.

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