Luis Wertman Zaslav

Socios de los buenos

Un socio adecuado es un socio responsable que actúa, rinde cuentas y corrige sus errores. Nada puede dar más seguridad en un trabajo común que eso.

Tener buenos socios es uno de los factores más difíciles de conseguir en los negocios. Las buenas sociedades pueden perdurar por muchos años y las malas logran acabar hasta con las compañías más sólidas.

Son muchos los elementos a considerar para hacerse del socio correcto, y como no contamos con un manual para ello, uno de los más importantes es la confianza. Un principio de los negocios, y tal vez de la vida, es que no podemos unir nuestro destino a una persona en la que no podemos confiar, porque el resultado será negativo no solo para las partes involucradas, sino para casi todas y todos los que los rodean.

Construir confianza es un proceso delicado que tiene que dar certeza la mayor parte del tiempo e incluir valores y principios que se siguen como un código de conducta que es la base de una buena reputación. Los buenos socios son personas, o países, que honran sus compromisos y cumplen con lo que se acuerda.

Otro factor principal es la coincidencia de objetivos. Es sencillo alinear intereses, pero en cuanto estos dejan de ir por el mismo camino, la sociedad corre peligro de inmediato. Un objetivo en común forma una alianza y pone la mira en una meta alta y compartida para la que todas y todos los socios trabajan en conjunto. Las historias de éxito en los negocios también son de la buena coordinación y la cooperación generosa entre quienes toman las decisiones.

Uno más es la colaboración. Cada socio tiene fortalezas y debilidades. Saber cómo utilizar unas y otras es la clave de los resultados óptimos. Ningún socio es bueno para todo y cada uno puede enfocarse en lo que mejor sabe hacer para aportar a la sociedad. En los negocios, y en otros ámbitos, lo menos que se quiere son socios que privilegian sus agendas o anteponen su ego al beneficio de la empresa para demostrar su poder.

Por supuesto que pueden surgir desacuerdos y puntos de vista distintos en la sociedad respecto de decisiones importantes, incluso sobre el rumbo que toma la compañía, y es lo más sano; lo que debe evitarse son aquellas desavenencias que hacen que la brújula se pierda o que ponen a un lado los argumentos y los números que son las anclas a la realidad que tiene el negocio.

De lado de los socios, los buenos, siempre hay claridad acerca de lo que es más conveniente para toda la empresa y jamás se mezclan las emociones con las razones. Un socio adecuado es un socio responsable que actúa, rinde cuentas y corrige sus errores. Nada puede dar más seguridad en un trabajo común que eso.

Desde hace tres décadas, América del Norte logró empatar el objetivo de una zona comercial común. Con sus desequilibrios, las naciones dentro de uno de los tratados internacionales más fuertes que existen vieron beneficios. La última negociación de este instrumento, a la vista de los indicadores, produjo un acuerdo todavía mejor, que reconoce la importancia de Canadá, Estados Unidos y México como socios estratégicos. Viene una revisión del T-MEC, que será una reevaluación de los papeles que los socios juegan dentro del acuerdo, con un escenario distinto y con un peso diferente de lo que sucedió al inicio de los años noventa.

Hoy, el tratado que se revisará atiende a una realidad distinta: la desigualdad, que provoca las olas de migración; el cambio de ubicación del comercio mundial, en el que la mano de obra barata ya no es un diferenciador de la competitividad; y un cambio de época en el que las sociedades de las tres naciones hacen uso de su poder de elección y de manifestación como no ocurría en el pasado.

Los liderazgos también son distintos. Cada uno deberá aportar a la sociedad para que ésta siga siendo benéfica, sin que ninguno de los involucrados crea que tiene una ventaja sobre el resto. Si en los negocios se especifica el peso y el valor de cada parte, en los acuerdos comerciales estos elementos se fundamentan en el respeto a la soberanía y en esas ventajas geográficas, poblacionales y de conducción de sus políticas públicas, para cerrar la brecha que separa a quienes tienen resueltas sus necesidades y a quienes carecen de lo indispensable para desarrollarse. Como ciudadanos tendremos que estar atentos a esta revisión y apoyar esas cualidades que ponemos en la mesa para que la región se fortalezca y aproveche una coyuntura única para convertirse en el polo económico del futuro. Un destino que jamás estuvo tan cerca de hacerse real.

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