Una mañana, Lulú se despertó con la noticia de que su esposo y su hijo habían sido levantados. Eso fue hace cuatro años. Un zapato manchado de sangre encontrado por la policía es el único recuerdo que hoy tiene de su familia.
Ausencias, el documental de la cineasta salvadoreña Tatiana Huezo que se proyectará en diversas sedes de la 10 edición de la Gira de Documentales Ambulante, trata el caso de esta madre coahuilense cuyo dolor se ha traducido, inevitablemente, en frías y oficiales estadísticas. En México, al menos 23 mil personas han desaparecido en los últimos siete años a causa del crimen organizado, según cifras de la Secretaria de Gobernación.
Sin embargo, Huezo no quiso dibujar un material de denuncia, sino un "retrato íntimo" enmarcado en el corazón del relato: ante la ausencia de un ser querido, sólo queda la zozobra, el vacío.
"Contar la vacuidad de una persona no es sencillo, porque el vacío, el agujero que queda, no es catártico ni reconciliador, sino desolador", afirma la directora egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC).
Filmado en formato de cortometraje (con una duración de 27 minutos), Ausencias pretende ser, en palabras de su creadora, "una película que refleje claramente lo que es un desaparecido, que no es otra cosa más que esa lucha permanente contra la posibilidad de la vida y la muerte".
Hace un año, aproximadamente, le propusieron a Huezo realizar una serie de historias acerca de desapariciones en México y Centroamérica. Aceptó presurosa. Entrevistó a decenas de mujeres, madres, hermanas, hijas. Pero fue Lulú la que atrapó su corazón, quizás por su voz, "tan desgarradora, exhausta y ausente". Por eso el nombre de su documental, porque dice, cuando escuchó a esta mujer supo que una parte de ella estaba olvidada en el mundo.
Perder a un ser querido es, acaso, indecible. Lo sabe la cineasta. Sin embargo, al final se arriesgó y tomó la cámara.
Primero, lo más complicado, fue acercarse a Lulú y su pequeña hija. Fueron más de seis horas de charlas. Logró conocerlas y compartir su silencio. ¿Cómo se vive con un dolor tan grande?, le preguntó Huezo en alguna ocasión. "No se vive", le respondió la madre.
Aunque se esfuerza en aclarar que su película no es material de denuncia "para no contribuir a la tesis colectiva de que si alguien desaparece es porque estuvo metido en el narco", Huezo se muestra vehemente al decir con firmeza: "México debe ser capaz de impartir justicia, incluso para los culpables".
Pero la vida sigue. Ausencias se proyectará en varios estados del país en las próximas semanas. Mientras, la autora de El lugar más pequeño ya trabaja en otro documental sobre cómo el miedo paraliza a los seres humanos, y Lulú, por lo pronto, seguirá buscando a su familia, marcando todas las mañanas al celular de su esposo, que sigue funcionando.