El hooliganismo ruso se originó a imitación del inglés con el derrumbe de la Unión Soviética.
Sus integrantes son violentos, racistas y, a diferencia de los británicos, cuentan con entrenamiento militar. Aplican tácticas de combate que aprendieron en el servicio de las fuerzas armadas que el gobierno obliga a realizar a todos los hombres de entre 18 y 27 años, cuenta Valentine Nesterenko, licenciado en Negocios Internacionales por la Universidad de Economía y Derecho de Kiev, Ucrania.
"Tienen entre 25 y 35 años, y la mayoría no cuenta con estudios superiores. Son agresivos porque históricamente la cultura rusa es violenta. En los campos de futbol los hooligans e incluso aficionados normales coinciden en que lo máximo que están dispuestos a tolerar en sus equipos son latinoamericanos, porque son morenos. A los de raza negra no los soportan, pese a que sean buenos jugadores", explica Marc Marginedas, corresponsal en Moscú del diario español El Periódico.
La plataforma FARE –una organización que trabaja en contra de la discriminación en el futbol europeo- publicó en julio del año pasado que los grupos de animación rusos asisten a los estadios con playeras y mantas de organizaciones neo-nazis, de ultraderecha y referentes a bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
"Es probable que se pudieran presentar cánticos racistas contra algunos futbolistas en los estadios en los que se lleva a cabo la Confederaciones (Rusia se juega mañana su pase a semifinales ante México). Fuera de ellos podrían referirse a los aficionados como monos. A veces lo hacen de forma despectiva, pero en otras ocasiones como una manera torpe de diferenciarlos. Es un síntoma de ignorancia", argumenta Nesterenko.
Añade que los hooligans tienen un código de pelea. Los dos grupos combaten con el mismo número de integrantes, en un lugar previamente pactado en redes sociales. Están prohibidas las armas blancas y de fuego. Todos se enfrentan únicamente a puñetazos y patadas.
"Al finalizar se dan la mano para felicitarse. Es parte de lo que describen como juego limpio. Tienen la mentalidad de que no pueden pelear con cualquiera, deben tener su nivel", apunta Nesterenko, quien ha estudiado el comportamiento de estos radicales en los últimos años.
El partido contra México ha preocupado especialmente a la FIFA y a las autoridades de seguridad rusa por los cánticos homófobos y raciales practicados por la tribuna mexicana en los partidos de Liga y de la Selección. La gravedad del caso obligó a la Federación Mexicana de Futbol a iniciar una intensa campaña contra el grito "eh, puto", palabra especialmente delicada en la vida pública rusa. El régimen de Vladimir Putin ha sido invitado por personajes europeos, como Elton John, a reconsiderar el trato agresivo contra los homosexulaes.
"Es improbable que los hooligans peleen con aficionados de otros países dentro de los estadios en los partidos de la Copa Confederaciones, porque las medidas de seguridad son muy severas. Pero los rusos pueden emboscarlos en las inmediaciones de los inmuebles, calles o estaciones del metro. Ahí la seguridad será menor. Por su entrenamiento militar tendrían ventaja en una riña", señala Marginedas.
Otro foco de atención, aunque menos grave, es la La Marea Roja, grupo de animación chileno, que asistió a Moscú con 12 mil integrantes –de acuerdo a información del portal 24 horas de ese país- para apoyar al combinado que entrena el argentino José Antonio Pizzi. Chile enfrentarpa el domingo su tercer partido de la fase de grupos ante Australia en esa ciudad, en la que juegan los populares Spartak, CSKA y Dinamo, cuadros con los hinchas más radicales del país.
Nesterenko cuenta que el gobierno aseguró que no se presentarán brotes de violencia con los hooligans durante la Copa Confederaciones ni el Mundial del año siguiente. Los integrantes ultras grabaron videos en los que aseguraban que recibirían amablemente a los aficionados de todas las Selecciones.
"El problema será si los rivales, al estar bajo la influencia de bebidas alcohólicas, retan o insultan a los rusos. Eso provocaría que el ambiente de tranquilidad se rompa y que se desate una pelea. Este escenario se puede presentar en los partidos de la fase final o los que decidan a los equipos que califiquen a las semifinales", destaca el periodista.
La BBC publicó, en marzo pasado, el documental Russian Hooligan Army, en el que se mostró la cultura violenta de estos hinchas. La agencia rusa de noticias Sputnik dijo que la pieza era imprecisa y que trataba de desviar la atención sobre el mal comportamiento de los aficionados británicos.
"Las agencias de noticias en Rusia sirven como portavoces del gobierno. El hooliganismo es visto por el Kremlin como un problema menor. Lo consideran una exageración de los medios occidentales", afirma Marginedas.