Su salida del clóset fue espectacular: con una puesta en escena escrita y dirigida por José Antonio Alcaraz en 1980, a partir de la experiencia de un grupo de actores homosexuales: Y sin embargo se mueve. Entonces la crítica lamentó la "muerte" de aquel "joven actorcito que promete".
Tito Vasconcelos creció en Oaxaca y aprendió a leer a los cuatro años. Cambió los juegos por los libros. Sus padres eran maestros, oficio al que dos de sus tres hermanos también se dedicaron. Llegó muy joven a la Ciudad de México y aquí descubrió la vida nocturna y la Zona Rosa, en donde convivían los intelectuales. Una geografía que convirtió en su territorio. Allí vive y mantiene tres espacios para el divertimento: un antro, un cabaret y el bar El Taller, que él y su esposo compraron
al escritor Luis González de Alba dos meses antes de que éste se quitara la vida en septiembre de 2016.
La capital
Aquí se definió mi futuro. Creí que iba a ser médico y aquí me encontré con Azucena Rodríguez, que era maestra de literatura española y actriz. Ella me invitó a subirme por primera vez al escenario en un festival de fin de curso hace justamente 50 años: fui Chanfaya en El retablo de las maravillas. Cambió todo para mí. Como aprendí a leer muy pronto, siempre era el más chiquito de la clase. Me llamo Tito. Ya se podrán imaginar cómo me decían: "véngase mi'jo Tito". Luego los que me buleaban me aplaudieron de pie. Eso me hizo tomar otra perspectiva sobre mí mismo.
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Su travestismo
Sarah Bernhardt fue mi primer papel (de mujer). En 1978, para una entrega de los premios de Críticos y cronistas de teatro, le pidieron a José Antonio Alcaraz que montara un espectáculo. Yo era su asistente y participé de aquello. Él retomó unos textos del maestro Luis Reyes de la Maza, quien tenía una serie de críticas de teatro que se llamaba Cartas de ultratumba. Por esos días yo estaba leyendo una biografía de la Bernhardt y me travestí de ella. Fue la segunda vez que me dije: "sí, esto es lo que quiero". Ahí me descubrió Nancy Cárdenas y me invitó a trabajar en uno de los montajes que también marcaron muy profundamente la ruta que yo iba a seguir: Misterio bufo, de Darío Fo.
La Zona Rosa
He visto toda su transformación. Empecé a venir aquí muy joven. Un café costaba cuatro pesos con 50 centavos en mi adolescencia; era lo máximo. Por sus calles se podía ver a José Luis Cuevas, la China Mendoza, García Márquez, Monsiváis, Alcaraz, José Ramón Enríquez... De veras que era un barrio bohemio y extraordinario. Cuando abrí el Cabaretito tardó como un año en despegar, luego nos fue muy bien, hasta que llegó Andrés Manuel López Obrador a la jefatura de gobierno. Nos clausuraban y no nos dejaban trabajar; la izquierda a la que habíamos apoyado como colectivo nos dio la espalda. Estoy decepcionado de la política. Y más de la izquierda. Se ha encargado de demostrar que es tan corrupta como la derecha o el centro a los que criticaba tanto.
La noche
Tuvo grandes épocas. Hoy es miserable. Cuando empezaba a salir de noche había espectáculos que duraban hasta las 3 de la mañana. Toña La Negra cantaba en un lugar en Insurgentes a las 2. Pero no había lugares de socialización para la comunidad gay. En los pocos que había, el trato era muy malo y eran muy caros. Si uno no iba bien arreglado lo discriminaban. Además, adentro estaba prohibido besar al novio; había vigilantes llamándote la atención porque eso no se podía hacer. Como no había un lugar ideal como para mí, lo construí. Sólo las discotecas han sobrevivido. Es lo que quieren los jóvenes: puro punchis punchis. Por eso hemos querido dar un plus en los Cabaretitos: artistas alternativos para que se mantenga un poco esa vida.
El círculo cercano
Soy más de pareja que de amigos. Tengo 22 años con David, mi esposo, él se dedica a la administración de los locales y las producciones de mi compañía (La Nave de las Locas), y yo a la creación. Además, mis amigos han muerto de VIH. Enterré a mucha gente, mucha. Llegó un momento en que me blindé. No permití que me doliera nada más. Me llené de indignación y enojo porque no fueron capaces de cuidarse.
LO QUE VIENE
Recientemente estrenó Divina despierta, obra escrita especialmente para él por José Ramón Enríquez, con la que celebra 50 años de trayectoria. La pieza, cuyo montaje dirige, está inspirada en la novela de Jean Genet, Nuestra señora de las flores, y estará de jueves a domingo en el Teatro Benito Juárez, hasta el 26 de marzo. Después se presentará en otros foros a lo largo del año. También, por los 20 años de La pasión según Tito, montará su espectáculo en el Cabaret Yukali, a partir de la segunda semana de abril. Esta puesta fue creada por Vasconcelos en homenaje a la obra de Dario Fo, Misterio Bufo, en la que actuó en 1978, bajo la dirección de Nancy Cárdenas.