CELAYA, Gto.— María Cruz González Merino comenzó a ahorrar a los cuatro años y hoy, a los 16, ya forma parte de un pequeño grupo de emprendedores que con sus galletas marca Degallerdurita buscan hacer un negocio en grande.
Ella aprendió el hábito del ahorro de sus padres, socios de la Caja Popular Mexicana (CPM): "Cuando ingresé a la caja me dieron una alcancía y mis papás me decían 've guardando', y a poco se vuelve un hábito, porque lo inculcan desde pequeño. La caja nos pide como mínimo 50 pesos cada mes y mis ahorros han llegado a poco más de cuatro mil pesos, e incluso en una ocasión que tuvimos un problema familiar tuvimos que retirar."
Las temporadas en las que menos ahorra, dijo, "es cuando estoy de vacaciones escolares, porque no tengo otros ingresos, únicamente me dan dinero mis papás cuando voy a la escuela y ese mismo dinero lo voy ahorrando".
"En la caja además nos motivan a estudiar y obtener buenas calificaciones, porque nos dan dinero para comprar nuestros útiles escolares y con ellos ya le generamos un ahorro a nuestros papás", recalcó.
Debido al bajo porcentaje que tiene los mexicanos en cuánto al hábito de ahorro, Caja Popular Mexicana, con presencia en 26 estados de la República, ha consolidado un programa en el que los hijos de sus 1.9 millones de socios ahorran y reciben estímulos de becas. Además tienen acceso a programas de capacitación en diferentes oficios y para emprender un negocio.
Esta organización, con sede en León, Guanajuato, ya cuenta en su membresía nacional con 262 mil 462 menores ahorradores, quienes ponen a trabajar su dinero para que les genere rendimientos.
La pequeña empresa que formaron María Cruz y sus compañeros se dedica a la preparación y venta de galletas de verdura. El objetivo, dijo, es que el proyecto crezca. "Tenemos pensado registrar la marca. Nuestro plan es tener algún día un negocio grande y consolidado".
Las galletas, que son nutritivas y tienen pocas calorías, "las elaboramos con harina integral y azúcar mascabado, y los ingredientes son calabaza, chayote, betabel y zanahoria. No llevan conservadores y los ingredientes son 100 por ciento naturales".
"Para la elaboración de las galletas utilizamos mantequilla, que es más saludable y se elimina del cuerpo con el ejercicio; no usamos manteca debido a que provoca que engordemos", explicó.
Precisó que las galletas duran en anaquel alrededor de un mes, a pesar de que no llevan ningún conservador.
Por el momento, detalló, están a la espera de los cinco mil pesos que ganaron por obtener el segundo lugar en el encuentro nacional de jóvenes ahorradores de la CPM. Con ese dinero, comentó la niña emprendedora, prevén adquirir un horno y materias primas.
Adicionalmente, los emprendedores crearon un fondo de dos mil 100 pesos, producto de la venta de sus galletas, que también invertirán en el proyecto. El costo de cada paquete es de 10 pesos, y deja una ganancia de tres pesos.
La producción de galletas inició con una cooperación de 60 pesos por niño, y se empezaron a comercializarlas en las sucursales de CPM y en algunas misceláneas, "pero nuestro siguiente objetivo es introducirlas a más tienditas de la esquina, en cooperativas escolares y después en alguna cadena de tiendas de conveniencia", comentó María Cruz.
La coordinadora del grupo de menores ahorradores, Hortensia Contreras Paredes, detalló que "en mi casa hacemos las galletas, todos horneamos; las ideas de distribución son de ellos. Yo únicamente les ayudo a administrar el dinero para hacerlo rendir más, y conseguí a través de un amigo que tiene una imprenta que nos patrocinara las etiquetas".
Adelantó que el plan es generar más proyectos en Celaya durante los próximos años, "en donde se formen, con los menores, una cooperativa con productos que vayan ligados al mercado, como son ya las galletas y después podría surgir una cajeta, yogurt y quesos".
Josué Noyola, también de 16 años, forma parte del grupo creador de la marca Degallerdurita. Al igual que María Cruz, el adolescente tiene doce años ahorrando. "En mi casa, desde pequeño, me decían que ahorrará y mi mamá me llevaba cada mes a depositar mi dinero a la caja y eso me motivaba; ahora ya lo hacemos por costumbre".
"Con mis ahorros me compré una guitarra, que me costó poco más de cuatro mil pesos; en este momento traigo de 70 a 100 pesos por mes, que es parte del dinero que me dan mis papás para ir a la escuela. Con esta cultura de ahorrar aprendemos a manejar nuestro dinero y no depender de los demás.".