A Bernardo Quintana no le gusta hablar de política, pese a que la mayoría de los proyectos de su empresa son asignados por gobiernos federales, estatales y locales. Este ingeniero civil por la UNAM, presidente del consejo de administración de ICA desde 1994, prefiere hablar de lo que lo apasiona: la construcción y la infraestructura.
"Eso es lo que que verdaderamente trae bienestar económico y social a la gente", me dijo un día mientras caminábamos hacia la entrada de Los Pinos, luego de que un grupo de ingenieros presentara a Felipe Calderón, el entonces presidente de México, un balance del sector durante su gobierno y el plan de infraestructura para el siguiente sexenio. Eran finales del 2011 y Calderón entraba al último año de su gobierno.
Aquella vez, Quintana no quiso profundizar en torno a sus preferencias políticas de cara a la elecciones presidenciales del 2012, pero me dijo que lo que México necesitaba era un líder moderno que apostara por un modelo económico de mercado, enfocado a la inversión en infraestructura.
También por aquellos días, el precio de las acciones de ICA se recuperaba en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tras la estrepitosa caída que tuvo en el 2008, cuando explotó la crisis financiera más profunda de los últimos 70 años. Los títulos de la constructora de la familia Quintana se cotizaban a finales de noviembre del 2011 cerca de los 17 pesos.
En total, durante la administración de Calderón, las acciones de ICA se depreciaron cerca de 23 por ciento, principalmente arrastradas por la crisis financiera que se originó en Estados Unidos y que afectó los mercados y economías del mundo. Evidentemente no fue un buen sexenio para ICA, pero ha tenido peores, como el actual. En lo que va del gobierno de Enrique Peña Nieto, los títulos de la constructora de la familia Quintana acumulan una caída de 70 por ciento y han tocado sus niveles más bajos en la BMV (5.9 pesos) y en la Bolsa de Nueva York, donde también cotiza.
La tormenta perfecta que enfrenta ICA, con Alonso Quintana Kawage al mando desde el 1 de julio del 2012, tiene que ver con factores externos (tipo de cambio y gasto público en infraestructura), internos (estrategia de negocio) y de cabildeo político.
En primera instancia, su modelo de negocio está basado en la construcción, que genera 76 por ciento de sus ingresos y un tercio de su flujo operativo, lo cual la obliga a contraer grandes cantidades de deuda para desarrollar los proyectos al tiempo que se genera incertidumbre sobre sus costos finales y si lograrán terminarse las obras.
Otra asunto es su deuda neta, de la cual casi 80 por ciento está denominada en dólares. La volatilidad del tipo de cambio, que ha disparado el precio del dólar frente al peso, ocasionó que las calificadoras de riesgo, como Standard & Poor's, redujeran su perspectiva crediticia de estable a negativa.
Y otro tema es precisamente el desapego de las dos últimas generaciones de los Quintana (Bernardo Quintana Isaac y su hijo Alonso Quintana Kawage, actual CEO de la firma) con el gobierno federal actual y los estatales. Un directivo del sector me lo sugirió y un funcionario lo corroboró.
Un ejemplo de ello es el escándalo de la Línea 12 del metro de la Ciudad de México, en cuya construcción participó ICA, y la cancelación del Acueducto Monterrey VI, donde el consorcio en el que participaba la empresa de los Quintana no pudo convencer al nuevo gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, 'El Bronco', de mantenerlo en pie, a pesar de la adjudicación hecha durante el gobierno anterior, del priísta Rodrigo Medina.
A diferencia de ICA, otras constructoras y concesionarias de proyectos de infraestructura en México, como la española OHL, Pinfra (antes Tribasa) e IDEAL, de Carlos Slim, sí han tenido un saldo positivo en el sexenio actual.
OHL México, con todo y sus escándalos de corrupción, se mantiene con el mismo precio en la BMV (23 pesos por acción) con el que inició el gobierno de Enrique Peña Nieto. Describí hace poco en esta columna la destreza de su presidente, José Andrés de Oteyza, como cabildero político durante los gobiernos priistas. Al igual que Oteyza, la familia Peñaloza, propietaria de Pinfra, es cercana al actual titular del ejecutivo. Incluso, la firma está de nuevo en la cima de los negocios, tras haber pasado del cielo (en el gobierno de Carlos Salinas) al infierno (entre 1995 y el 2000). Hoy David Peñaloza, su presidente, vuelve a aparecer en la lista de Forbes, con mil 200 millones de dólares. Las acciones de Pinfra se han apreciado 169 por ciento durante el gobierno de Peña Nieto.
El director de Finanzas de ICA, Gabriel de la Concha, me dijo hace unos días que pese a todo ICA no va a dejar el negocio de la construcción por las concesiones, "porque es algo que han hecho siempre y lo hacen muy bien". De la Concha confía en que la compañía retomará el crecimiento en el largo plazo sin importar los gobiernos.
Posdata
*Por vacaciones, esta columna volverá a publicarse el 18 de noviembre.
Escríbeme a mmaldonado@elfinanciero.com.mx y a @MarioMal
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