No se suponía que las cosas serían así, pero quienes ayudan a las empresas estadounidenses a instalar su producción en México dicen que tienen un muy buen año.
Tecma Group tiene más negocios que nunca en las tres décadas que lleva organizando traslados.
Tan sólo en las últimas semanas ayudó a trasladarse al sur a una firma fabricante de equipos de limpieza y a una compañía de empaque.
Mexico Consulting Associates, cuya sede está en Chicago, tiene tres nuevos clientes interesados en México. Keith Patridge, que dirige McAllen Economic Development, estima que al menos 12 compañías se instalarán este año en Reynosa. Otra firma, Tacna Services, ha ayudado a dos empresas a establecerse en la zona de Baja California.
Se pensaba que la promesa del presidente Donald Trump de abandonar o renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte iba a desalentar a las compañías que consideraran traslados.
Pero muchas mantienen sus planes de instalarse en México incluso si no se renueva el pacto, según los expertos que ayudan a las firmas a trasladarse y a encontrar nuevas plantas.
Muchos son los factores que determinan las decisiones, pero las empresas han hecho un simple cálculo: la mano de obra barata de México –se ahorran 20 mil dólares por empleado en comparación con los Estados Unidos– basta para compensar los mayores costos de cualquier arancel que pueda imponerse si desaparece el TLCAN.
El cálculo demuestra que la política de "Estados Unidos primero" de Trump destinada a reanimar la manufactura enfrenta obstáculos.
"Si se eliminara el TLCAN y se volviera a los tradicionales aranceles comerciales, pienso que sería manejable", dijo Ross Baldwin máximo responsable de Tacna. "La vida continuaría porque el costo de la mano de obra es muy diferente".
CONSECUENCIAS DRÁSTICAS
La última ronda de conversaciones sobre el acuerdo comercial de 23 años finalizó la semana pasada con el rechazo por parte de México y Canadá de las duras propuestas de Estados Unidos.
Las negociaciones se reanudarán en noviembre, pero los ministros acordaron postergar una resolución hasta el año próximo.
Algunos economistas pronostican un resultado menos idílico que las firmas de traslado, que tienen motivos para impulsar una visión optimista de su negocio.
Los economistas hacen referencia a estudios que advierten sobre consecuencias drásticas si se elimina el acuerdo: la pérdida de más de 250 mil empleos en Estados Unidis y de casi 1 millón en México, donde el TLCAN ha derivado en una profunda transformación.
El comercio con Estados Unidos experimentó el año pasado un gran aumento, a 524 mil millones, en comparación con 82 mil millones de 1993, el año anterior a la entrada en vigencia del pacto.
Después de su elección, Trump hostigó públicamente a los ejecutivos que tenían intenciones de trasladar manufactura a México.
La campaña funcionó unos meses y algunas empresas congelaron sus planes mexicanos. Pero el flujo de empleos rumbo al sur se reanudó este año al evaluar las compañías las ventajas de costos.
En el marco del TLCAN, los tres países no pagan aranceles sobre casi la totalidad de los productos que atraviesan sus fronteras.
Pero si Trump decide abandonar el acuerdo, el comercio quedaría sujeto a los aranceles que establece la Organización Mundial del Comercio.
Estos son de un promedio de menos de 3.5 por ciento para México y de alrededor de 7 por ciento para Estados Unidos, dijo Benito Barber, un economista para Latinoamérica de Nomura Holdings.
BRECHA SALARIAL
Muchas compañías pueden simplemente afrontar esos costos debido a la brecha salarial.
Un salario inicial para un trabajador de la fábrica de Tijuana, incluidos los beneficios, es el equivalente a alrededor de 2.5 dólares por hora, según Baldwin.
El salario promedio por hora para ensambladores estadounidenses es de 14.93 dólares por hora y el 10 por ciento más bajo gana 9.24 por hora, según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales.
Además, los costos de mano de obra en México apenas han cambiado en las últimas dos décadas, mientras que los de China han crecido constantemente.
Los parques industriales de Intermex, que proporcionan bienes raíces y servicios para fábricas, presumen en su sitio web que las empresas estadounidenses pueden ahorrar 20 mil dólares anuales por trabajador, y promociona a México como "uno de los mejores en estabilidad laboral".
Kongsberg Automotive, fabricante de autopartes, aprovecha el diferencial.
A principios del próximo año, cerrará una fábrica en Easley, Carolina del Sur, que fabrica tubos y mangueras y moverá la producción a México, dijo la compañía noruega en agosto. La fábrica emplea a 97 trabajadores.
"Hay una gran necesidad de ser más eficientes y reducir los costos, lo que solo se puede lograr reubicando las operaciones de fabricación de Easley", dijo Kongsberg.
Halyard Health está cerrando una planta en Buffalo Grove, Illinois, que fabrica dispositivos médicos y está trasladando parte de las operaciones a México, según documentos federales.
Los despidos de los 85 trabajadores comenzaron a fines de septiembre.
Halyard tiene fábricas en al menos cuatro ciudades mexicanas, según una presentación de la compañía. Un vocero no respondió a una solicitud de comentarios.
Todo esto tiene incluso a los expertos en reubicación admitiendo con cierta sorpresa la fortaleza de su negocio.
"En realidad, la demanda probablemente ha crecido levemente y las condiciones en este momento en México son bastante buenas", dijo Gene Reilly, jefe de las Américas para Prologis , un desarrollador de bienes raíces industriales con operaciones en México.