CIUDAD DE MÉXICO.- El rediseño del presupuesto de 2016 está comprometido por gastos ineludibles e incrementales como la deuda pública, erogaciones en pensiones y jubilaciones, la prestación de servicios públicos de salud y educación, las aportaciones y participaciones estatales y los programas de apoyo a ahorradores y deudores de la banca.
Expertos consideraron que la negociación será difícil, pues sólo se tiene cerca de 5.9 por ciento del gasto público total para modificar o redistribuir en el periodo inmediato, y realmente trabajar sobre una base cero para el año entrante.
De acuerdo con el Centro de Estudios de Finanzas Públicas (CEFP), los gastos ineludibles representaron 76.6 por ciento del gasto neto total del sector público presupuestario en 2010 y en 2013 se incrementó a 77.5 por ciento, según la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
En el Diagnóstico del Sistema Fiscal Mexicano, el CEFP señala que estos gastos están destinados a grupos de alto poder público y político y que su estructura sólo puede ser modificada en el largo plazo mediante una planeación integral y reformas estructurales.
El porcentaje restante puede ser modificable, pero únicamente en el mediano plazo, y los cambios dependerán de la voluntad política.
En este sentido la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) trabaja con el Banco Mundial para enfrentar los retos de la baja de ingresos presupuestarios petroleros, refirió en entrevista Sunny Villa, investigadora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
MÁS REFORMAS
La investigadora del CIEP dijo que para realmente trabajar con una base cero, es necesario llevar a cabo reformas de fondo para terminar con los gastos ineludibles. Tendrían que cambiarse leyes como la de Educación, Salud, la Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y la de Desarrollo Social.
Por ejemplo, el artículo 25 de la Ley General de Educación establece que el gasto en educación pública y servicios educativos de los tres órdenes de gobierno no podrá ser menor a 8 por ciento del PIB.
En tanto, el artículo 20 de la Ley General de Desarrollo Social señala que el gasto social no podrá ser inferior, en términos reales, al del año fiscal anterior, lo que representa una antítesis a la metodología para el presupuesto base cero.
"Es difícil empezar a hacer un presupuesto desde cero; hay inercia presupuestal, pues hay muchas partidas que continúan de un año a otro", dijo Gerardo Corrochano, director para México del Banco Mundial.
Fernando Galindo, subsecretario de Egresos de la SHCP, señaló que en la revisión al presupuesto se mejorarán las reglas de operación de programas y se detectará la duplicidad de funciones o estructuras, dando prioridad al gasto social.
Pese a que los especialistas señalaron que para trabajar una base cero se necesita más tiempo que el contemplado, el funcionario indicó que será "a más tardar el 8 de septiembre cuando se entregará el proyecto de presupuesto" para 2016.
También se espera que antes de que culmine marzo, la SHCP haga públicos los pre-criterios económicos de 2016.
MODELO CORPORATIVO
Trabajar presupuestos con base cero es una estrategia usual entre los grandes corporativos y ha sido efectiva.
No confían en que los ingresos del año pasado sean los mismos, están acostumbrados a reaccionar frente a cualquier imprevisto y todas las áreas diseñan métodos para conseguir recursos para el año siguiente. No tienen gastos comprometidos, dijo Manuel Valencia, director de la carrera de Negocios Internacionales del Tec de Monterrey.
La administración federal tiene el compromiso de pago de nóminas, jubilaciones, creación de nuevas plazas, que obedece más a fines políticos y los estados generan pocos recursos propios. En la iniciativa privada, cada área contribuye a generar recursos, señaló.
Por otra parte, Luis Foncerrada, director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), consideró casi imposible elaborar un presupuesto con base cero para presentarlo en septiembre al Congreso.
"Creo que lo que van a tener que hacer es poner un techo al gasto y le van a decir a las instituciones que reduzcan en 20 o 15 por ciento su gasto o cualquier otro porcentaje. El presupuesto base cero sería ideal hacerlo porque lo que haces es meter primero los proyectos con más rentabilidad social", opinó.
Apuntó que en el país existen 276 programas sociales con una duplicidad "enorme", además hay cientos de fideicomisos que tienen más de un billón de pesos guardados sin saber exactamente para qué son y que no siempre son transparentes.