Pagar el costo financiero de la deuda le ha salido caro al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto e incluso le dio la vuelta a lo destinado a financiar inversión física, revelan datos del Quinto Informe de Gobierno.
En 2013, primer año del sexenio actual, la erogación por los intereses de la deuda fue de 314 mil 551 millones de pesos, cifra menor a los 740 mil 998 millones de pesos destinados a la inversión física del sector público.
Para 2017, el costo financiero de la deuda casi se duplicó respecto al inicio de la administración. El Gobierno estima que este rubro cerrará el año en 572 mil 563 millones de pesos y que el gasto en inversión física termine en sólo 570 mil 51 millones de pesos.
Marcelo de la Jara, director del Programa de Crecimiento Económico y Mercado Laboral del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), dijo que la deuda por sí misma no es mala y que el endeudamiento es aceptable cuando los recursos se destinan a inversiones que tendrán un retorno en el largo plazo; sin embargo, no es la situación actual.
"Lo que vemos es un endeudamiento para llenar baches en el flujo de gasto que tiene el Gobierno federal. Tiene una inercia en el gasto que atendió con endeudamiento. La política fiscal ha buscado estabilizar flujos de ingresos y gastos y ha desatendido un poco su rol como promotor de crecimiento, a través de inversión en infraestructura", expuso.
Este comportamiento en el que el costo de la deuda supera al realizado en inversión física contrasta con sexenios anteriores.
Por ejemplo, en el quinto año de gobierno del expresidente Felipe Calderón, en 2011, el costo financiero de la deuda fue de 273 mil 931 millones de pesos y el gasto en inversión, de 654 mil 530 millones de pesos, y en 2005, quinto año del expresidente Vicente Fox, el primer rubro fue de 210 mil 185 millones de pesos y el segundo de 246 mil 251 millones de pesos.
De la Jara indicó que el costo financiero de la deuda sólo se frenará si Hacienda logra estabilizar la deuda pública a partir de este año, en el que la dependencia prevé que cierre en 48 por ciento del Producto Interno Bruto si se incluye el Remanente de Operación del Banco de México.
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