Por el potencial económico que representa, se debe buscar la manera de que la industria pueda operar de forma segura la controvertida técnica del fracking para extraer gas shale o de esquito de piedras mexicanas, señaló en un reporte Pulso Energético, la iniciativa que representa los intereses de la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi).
Así, abunda, la exploración y explotación de este tipo de barreras es ya la última barrera de la industria energética mexicana, toda vez que el resto de las actividades, en todas las cadenas, está ya en etapa de implementación.
Pero no así el fracking, actividad que buscan prohibir
constitucionalmente diputados del PRD y Movimiento Ciudadano apoyados por Greenpeace, pero que científicamente no tiene prueba alguna de haber causado disrupciones al medio ambiente, de acuerdo con las petroleras, quienes argumenta que sólo los lugares que no tienen estos recursos son los que buscan prohibir su utilización.
"Suele suceder que los lugares más alejados de la actividad constituyen el terreno más fértil para que los mitos propagados por el activismo se traduzcan en oposición. Texas, Dakota del Norte y Pensilvania apoyan decididamente el aprovechamiento del shale. Nueva York, que nunca logró que su producción despegara, no.
"Estados Unidos, nuevo líder mundial en producción petrolera, tiende a apoyar a la industria shale. Francia, famosa por tener producción petrolera muy limitada, prohibió el fracking", señala la iniciativa.
En esta línea, en días recientes el banco francés BNP Paribas, en un movimiento poco esperado, dejó de financiar toda la actividad relacionada con shale en el mundo hace un par de semanas, argumentando que se contrapone con el medio ambiente.
Otro de los argumentos es justamente el potencial económico que existe. Si algún país lo sabe es EU, que con el desarrollo tecnológico de la industria "cambió el mapa energético por completo", señaló el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
En contraste, Greenpeace señaló que este hidrocarburo no es una fuente limpia de energía ya que conlleva altos riesgos ambientales y contribuye con el cambio climático.