A siete días de haber estallado una crisis económica en México, el 29 de diciembre, el recién ingresado presidente Ernesto Zedillo dio un mensaje desde el salón Vicente Guerrero de Los Pinos sobre las causas de la situación en la que se encontraba el país.
LA SITUACIÓN
"El pasado 22 de diciembre, el Banco de México dejó de intervenir en el mercado cambiario, el exceso de demanda de divisas provocó una considerable devaluación en nuestra moneda", lanzó Zedillo al inicio de su discurso.
LAS CAUSAS
La razón principal por la cual la demanda de divisas superó la oferta, dijo el presidente, fue que durante varios años las importaciones habían sido mucho mayores que las exportaciones, situación conocida como un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos.
En crisis anteriores, el déficit había sido más pequeño: de cuatro por ciento del PIB en 1976, de tres por ciento en 1982 y de menos de uno y medio por ciento en 1988. En 1994 alcanzó casi el ocho por ciento de la economía total.
“La demanda de dólares era mucho más grande que la oferta, y dado el uso de reservas internacionales que a lo largo de 1994 hubo de efectuar el Banco de México, se llegó a un punto en el cual ya no fue posible cubrir la diferencia con sus propias reservas; consecuentemente debió dejarse que el precio del dólar se ajustara libremente”, continuó Zedillo.
“Normalmente el saldo negativo en la cuenta corriente se compensa con entradas de capital hacia nuestro país; hubo entradas de capital privado para inversiones directas, pero principalmente flujos de capital invertidos en instrumentos financieros líquidos de corto plazo”, explicó.
"La verdad es que el tamaño del déficit de la cuenta corriente y la volatilidad de los flujos de capital con que se financió, hicieron muy vulnerable a nuestra economía".
LOS EFECTOS
Durante la segunda mitad de su discurso, el presidente explicó los efectos que tendría la situación de ese momento en la economía nacional.
"Para reducir el déficit en la cuenta corriente servirán, tanto la devaluación, como otras medidas de ajuste que inevitablemente habrá de tomar nuestro país", dijo.
"La devaluación reducirá al hacerlas más costosas las importaciones de mercancías y servicios y aumentará nuestras exportaciones al hacerlas más atractivas en el exterior".
"Sin embargo, la devaluación también tiene efectos sumamente dolorosos en nuestra economía: inevitablemente afecta los precios en moneda nacional de los productos que importamos y esto causa un efecto inflacionario transitorio que daña los niveles de vida de todos", explicó.
Bajo estas condiciones, la economía mexicana tuvo una fuerte contracción al año siguiente en 1995, de casi seis por ciento.
Entre los efectos “dolorosos” a los que se refirió Zedillo en su discurso, también se vio un ajuste en las tasas de interés que se dispararon a niveles de más de 80 por ciento para el rendimiento de Cetes a 28 días, lo cual provocó la quiebra de empresas y hogares, que no pudieron hacer frente a créditos con tasas variables.
Para finalizar, el recién llegado presidente expresó que vendrían tiempos de sacrificio para todos, y así fue.
"Mil novecientos noventa y cinco comenzará con una responsabilidad muy fuerte para todos, la de un nuevo esfuerzo firme, tenaz en el que cada uno deberá poner su parte, en el que nadie quedará exento de sacrificios", afirmó.