CIUDAD DE MÉXICO.- A pesar de que la acuacultura podría jugar un papel crucial en la seguridad alimentaria y nutricional de la población mexicana, esta actividad se enfrenta a grandes limitantes que tienen que ver con la falta de infraestructura, el uso de agua y condiciones crediticias, hasta el marco jurídico y la tenencia de la tierra, consideran investigadores y autoridades.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) asegura que la pesca y la acuacultura suponen una importante contribución a la seguridad alimentaria y la nutrición, al ser una fuente de proteínas para 17 por ciento de la población mundial, y para casi una cuarta parte de los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos.
Pese a los avances de esta actividad en México en los últimos 10 años, la tenencia de la tierra continúa siendo una limitante a las inversiones en grandes extensiones debido a que los más de 6 mil 500 kilómetros de sus aguas interiores divididos entre lagos, lagunas, represas y ríos, se encuentran en ejidos o áreas naturales protegidas.
El desarrollo de la actividad ha sido insuficiente pues aproximadamente 80 por ciento de los cultivos que se desarrollan en el país son de tipo extensivo y con rendimiento bajo.
Hasta 2012 México habría alcanzado una producción de 254 mil toneladas, no obstante debido a una afectación sanitaria para 2013 la producción bajó a sólo 203 mil.
Para Rafael Ruiz Moreno, vicepresidente de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera, el problema de fondo es la falta de una política pública que le dé verdadero valor a este recurso que podría ser un polo de desarrollo muy fuerte sobre todo en áreas donde hay pobreza, pues además de ser una actividad generadora de alimentos podría crear miles de empleos.
Considera que para el desarrollo de la actividad hace falta investigación, que tiene que ir en el sentido de buscar el orden que sólo se lograría a través de un plan rector.
CAMBIOS NECESARIOS
Si bien hay mucho potencial en el país como lo reconocen tanto autoridades y productores, también hay impedimentos ambientales y de otro tipo como lo son contaminaciones, la calidad del agua y el clima.
"Necesitamos hacer un mapeado en el país como lo han hecho en Chile para detectar los mejores lugares para producir, para tener los mejores precios del flete y otros insumos, sólo así vamos a ser competitivos en el mundo".
Para que México pueda desarrollar la acuacultura y disminuir los niveles de hambre, se requiere de estudios reales y actuales que bien podrían hacerse en la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional o algunas universidades más como la de Campeche, con lo que se podría tener muy buenos resultados en el corto tiempo.
Al respecto, Adolfo Gracia, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, consideró que a los ya mencionados, se suman otros serios problemas que son la capacitación para desarrollar su actividad lo que provoca que la producción se limite a unas cuantas especies.
"Lo que falta es una ordenación más clara de la estrategia de la acuacultura porque han habido muchos proyectos y programas a lo largo del tiempo pero por diversas razones no se han concretado".
Se requiere de una reorganización entre todos los involucrados en el sector para aprovechar al máximo los recursos existentes y ante el problema de tenencia de la tierra, no son necesarias modificaciones constitucionales, únicamente mecanismos que permitan el desarrollo de la actividad, aún en ejidos y comunidades.