Los delitos cometidos en México van en ascenso. En los primeros ocho meses de 2017, el número de casos creció casi 9 por ciento respecto a igual lapso de un año antes y por arriba del alza de 6 por ciento de todo 2016, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Este entorno provocó que la demanda por servicios de seguridad privada alcanzara en 2016 un valor de 28 mil millones de pesos, 180 por ciento más que en 2012, de acuerdo con el Consejo Nacional de Seguridad Privada (CNSP), el cual contempla otro incremento de 3 a 4 por ciento para este año.
Los 28 mil millones de pesos representan casi 70 por ciento del presupuesto total que recibió la UNAM en 2017, incluso es 80 por ciento superior a lo otorgado al IPN este año.
"En la lucha contra la delincuencia organizada, los únicos que colaboran son el Ejército, Gendarmería, Policía Federal y la Marina, porque los gobernadores y presidentes municipales han abandonado este servicio. El 90 por ciento de ellos ya no atienden las funciones de prevención y persecución del crimen común", dijo en entrevista Alejandro Desfassiaux, presidente de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial (GMSI).
De acuerdo con empresarios del sector, los servicios más solicitados en México son tres: los cuerpos de seguridad (guardias y guaruras), los custodios para transporte de mercancías y apoyo tecnológico (que incluye vigilancia satelital, alarmas y cámaras de seguridad, entre otros).
"La industria está muy pulverizada. Hay 6 mil 500 empresas formales de seguridad en el país -registradas ante la Secretaría de Gobernación- y se dividen por estados. Pero las compañías con presencia en más de un estado son GMSI, EULEN (en seguridad privada), Transportadora de Protección y Seguridad (TPS), Grupo Cios y otros más", explicó a El Financiero, Gerardo Macías, consejero del CNSP.
Incluso, se tiene registro de policías que laboraban en seguridad pública y que se cambiaron a la industria privada porque les ofrece mejores condiciones laborales y oportunidades de crecimiento.
"Somos los que mejor pagamos, porque el estándar que necesitamos es de mayor nivel, hay personas que verdaderamente están interesadas en participar en seguridad privada, es más seguro que la seguridad pública y tenemos una serie de protocolos más puntuales de protección", indicó Desfassiaux.
Respecto a la demanda de artículos para protección, la firma colombiana Seguicol reveló que cada vez más personas en México buscan objetos ante los robos que enfrentan en transporte público y calles.
"El mercado mexicano sigue creciendo por la inseguridad que hay en las ciudades. Ofrecemos artículos como gas pimienta y hasta el servicio de blindar su ropa", contó Sebastián Caballero, director de marketing del grupo.
Un caso destacable es el blindaje de autos. En 2016 el volumen de venta de vehículos modificados para soportar balas en México se redujo 6 por ciento, con lo que se interrumpieron tres años consecutivos de crecimiento.
Sin embargo, Ernesto Mizrahi Haiat, presidente de la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores (AMBA), consideró que los recientes actos de violencia, como bloqueos, saqueos y balaceras, incrementaran la demanda este año.
"Para el presente año, ante las condiciones adversas del escenario económico mundial, la AMBA no se anticipa a dar un estimado de crecimiento para 2017, aunque la tendencia podría cambiar", destacó en un comunicado reciente.
Desfassiaux estimó que GMSI terminará este año con un alza de 12 por ciento en ingresos, muy por encima del desempeño de la industria.
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