La administración Trump le ha presentado a China un ultimátum en asuntos de comercio. Eso es lo que realmente representó el "borrador del marco" estadounidense para las conversaciones de comercio con funcionarios chinos en Beijing la semana pasada. China no podía acceder a sus demandas. La administración estadounidense es tan necia que no entiende esto o tan arrogante que no le importa. Éste puede ser un momento decisivo para las relaciones entre las dos mayores potencias del mundo.
El lado estadounidense exige las siguientes "acciones concretas y verificables".
China ha de reducir el desequilibrio comercial entre EU y China en 100 mil millones de dólares en los 12 meses que comienzan el 1 de junio de 2018 y en otros 100 mil millones en los 12 meses que comienzan el 1 de junio de 2019.
China también debiera eliminar de inmediato todas las "subvenciones que distorsionan el mercado" y que conducen al exceso de capacidad. China ha de fortalecer la propiedad intelectual y eliminar los requisitos relacionados con la tecnología en el caso de las empresas conjuntas.
"Además, China acepta... cesar sus atentados en contra de la tecnología y de la propiedad intelectual estadounidenses a través de operaciones cibernéticas, de espionaje económico, de falsificación y de piratería. China también acepta cumplir con las leyes de control de exportaciones estadounidenses".
Asimismo, China retirará las solicitudes de consultas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) relacionadas con acciones arancelarias sobre la propiedad intelectual. "Además, China no tomará ninguna medida de represalia… en respuesta a medidas tomadas o que serán tomadas por EU, incluyendo las nuevas restricciones estadounidenses… China cesará inmediatamente todas las acciones de represalia que esté llevando a cabo actualmente".
China "no se opondrá, desafiará o... tomará represalias en contra de la imposición estadounidense de restricciones a las inversiones de China en sectores tecnológicos delicados o en sectores críticos para la seguridad nacional estadounidense". Pero "a los inversionistas estadounidenses en China se les debe conceder un trato y un acceso al mercado justo, efectivo y no discriminatorio, que incluya la eliminación de… restricciones a la inversión extranjera y de requisitos de propiedad extranjera/participación accionaria".
Para el 1 de julio de 2020, China reducirá los aranceles en los "sectores no críticos a niveles que no sean más altos que" los aranceles estadounidenses equivalentes. También abrirá el acceso a servicios y a productos agrícolas como lo especifica EU.
El acuerdo ha de ser monitoreado trimestralmente. Si EU concluye que China no está cumpliendo con el acuerdo, puede imponer aranceles o restricciones a la importación. China "no se opondrá, desafiará ni adoptará ninguna forma de medidas en contra de" tales imposiciones estadounidenses. China también retirará su queja ante la OMC de que no está siendo tratada como una economía de mercado.
¿Cómo podemos interpretar estas demandas? La exigencia de una reducción de los déficits comerciales bilaterales en un total de 200 mil millones de dólares (un aumento de los 100 mil millones anteriores) es ridícula. Tal demanda requeriría que el Estado chino tomara el control de la economía, precisamente lo que, en otros sentidos, EU le exige que no haga.
Es una violación de los principios de no discriminación, de multilateralismo y de conformidad con el mercado que respaldan el sistema comercial que EU creó. EU debería estar avergonzado de sí mismo. Ignora la abrumadora probabilidad de que esto no reduzca los déficits generales estadounidenses, en particular dada la irresponsabilidad fiscal del país.
La demanda de que China tenga exactamente los mismos aranceles que EU es casi igualmente ridícula. No existe argumento económico alguno que apoye tal política. Sería mucho más razonable exigir que se movieran hacia el mismo arancel promedio que el de EU o el de la Unión Europea.
Tanto desde el punto de vista económico como del político, EU está abordando mal el asunto, no sólo porque está buscando humillar a China, sino también porque está simultáneamente librando una guerra comercial contra sus potenciales aliados. El camino correcto para todos sería hacer que la discusión fuera multilateral, no estrechamente bilateral.