Cuando los funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial originalmente decidieron celebrar la reunión anual de este año en Perú, algunos esperaban que la ubicación brindara un tono celebratorio.
Esto se debió a que después de la crisis financiera occidental de 2008, en un principio pareció que los mercados emergentes — incluyendo los de Latinoamérica — estaban 'llevando la batuta' en el crecimiento global. Después de todo, ellos no estaban involucrados en la insensatez de la burbuja crediticia que condujo a la crisis, con todos sus abusos relacionados con las hipotecas de alto riesgo.
Pero éste ya no es el caso. La próxima semana, cuando se lleve a cabo la reunión del FMI y el Banco Mundial en Lima, los funcionarios ciertamente se lamentarán del débil ritmo de crecimiento del mundo desarrollado. Lo que realmente desconcierta a los reguladores, sin embargo, no es la condición del occidente, sino el estado de los mercados emergentes.
El crecimiento se está desacelerando en todas partes, desde China hasta Perú. Además, se está volviendo aparente que los mercados emergentes se encuentran atrapados en una nueva burbuja crediticia. Y las consecuencias — como las de la burbuja crediticia occidental de la década anterior — pudieran ser profundamente desestabilizadoras para la economía global y extremadamente desagradables para los inversionistas. Esto se debe en gran parte a que la forma en que los flujos financieros operan actualmente en, por ejemplo, Shanghái, es casi tan misteriosa para los inversionistas como lo eran las hipotecas de alto riesgo en California hace una década, y tan peligrosamente contagiosa.
Una manera de hacerse una idea de cómo están cambiando los riesgos es analizando lo que ha ocurrido con la deuda corporativa de los mercados emergentes. Hace una década, parecían estar operando a niveles relativamente modestos, al menos en comparación con partes del mundo occidental. Pero como señala el FMI en su más reciente informe de estabilidad financiera, entre 2004 y 2014 la deuda corporativa de los mercados emergentes aumentó de 4 billones a 18 billones de dólares, con gran parte del crecimiento observado después de 2008.
Este número bruto oculta variaciones significativas. Aunque el endeudamiento corporativo ha aumentado recientemente en China, Turquía, Chile, Brasil, India y México, ha disminuido en Sudáfrica, Hungría y Bulgaria. Pero medido en términos generales, el FMI calcula que los pasivos de los mercados emergentes representan ahora el doble de su patrimonio; hace apenas cuatro años estaban a la par. Éste es un giro sorprendente que plantea interrogantes acerca de si las empresas de mercados emergentes podrán cumplir con sus obligaciones con relación a esta deuda si (o cuando) los bancos centrales en el mundo desarrollado — en particular la Reserva Federal de EU — comiencen a subir las tasas de interés.
Pero existe una segunda forma de plantear el problema, la cual requiere considerar la deuda de los mercados emergentes no aisladamente, sino dentro del contexto global del "dinero". Después de todo, como señaló el analista de Citi Matt King, es importante recordar que hay dos formas mediante las cuales "el dinero" — en el sentido más amplio — se puede crear. La primera es a través de la acción del banco central; la flexibilización cuantitativa ha inyectado billones de dólares en el sistema global. La segunda ocurre cuando los bancos y los mercados del sector privado 'reciclan' esos fondos del banco central — y, lo más importante, los amplifican, a veces en una escala masiva.
Durante los últimos dos años fue la flexibilización cuantitativa — la primera parte de la ecuación — la que capturó la atención de los inversionistas; la segunda parte a menudo se ignora ya que los datos son insuficientes. Sin embargo, Citi ha intentado calcular la creación global de dinero del sector privado y ha llegado a una conclusión sorprendente: tres cuartas partes de toda la creación de dinero por parte del sector privado a nivel global durante los últimos cinco años ha ocurrido en los mercados emergentes. Esto plantea una pregunta crucial: ¿qué ocurre cuando este proceso de creación de dinero privado de los mercados emergentes se desacelera o da marcha atrás? Algunos reguladores esperan que cualquier conflicto pueda ser contenido con más creación de dinero por parte de los bancos centrales occidentales — un poco más de flexibilización cuantitativa pudiera calmar a los mercados, o por lo menos eso es lo que plantea el argumento. Pero King de Citi duda que esto vaya a funcionar: la burbuja de los mercados emergentes es tan grande que no está nada claro si los bancos centrales podrían cubrirla si (o cuando) esta creación de dinero se ralentizara; el mundo está llegando a un punto de "agotamiento crediticio".
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