En la escuela de comercio de Stanford, una de las universidades a las cuales es muy difícil ingresar, las estudiantes de MBA (Maestría en Administración de Empresas) son una propiedad muy valiosa. El problema para los empleadores es encontrar la manera de atraerlas.
McKinsey tiene una solución y ha enviado una primorosa invitación de color rosa a una manicura/pedicura a la hora de almuerzo en Palo Alto. Así fue que el miércoles pasado varias ambiciosas estudiantes de MBA se reunieron a que les limaran la piel dura de los talones y les pintaran las uñas color cereza y azul mientras que a la misma vez se les decía lo excelente que sería trabajar para la consultoría de empresas más formidable del mundo.
Ya que hace apenas tres semanas le dediqué toda una columna al vulgar pronóstico del futuro de McKinsey, normalmente hubiera dejado pasar la oportunidad de escribir de nuevo sobre la empresa. Pero tanta vulgaridad en el presente me obliga a regresar a la batalla.
Hace unos pocos meses Goldman Sachs causó una conmoción con el uso de estereotipos sexuales igualmente falsos, regalando a las reclutas femeninas bolsas que contenían espejos y limas de uñas con el logo del banco. El evento de la manicura/pedicura me parece de peor juicio que las limas de uñas, las cuales, aunque estúpidas, no requieren ninguna participación activa y fácilmente pueden ser echadas a la basura.
McKinsey no es la única empresa que trata de atrapar a las mujeres de Stanford de esta forma. Para no quedarse atrás, Bain será el anfitrión de algo aún más craso el mes que viene – un evento de cocina sólo para mujeres. En un momento en que "regresa a la cocina" se ha convertido en la pulla sexista que usan los niños para burlarse de las niñas inteligentes en sus clases, tal evento parece terriblemente desafortunado. ¿Qué le seguirá, una se pregunta? ¿Un evento patrocinado por BSG con actividades de planchado y limpieza?
Ambos Bain y McKinsey me dicen que estos eventos son parte de una gama de actividades diseñadas para ayudarles a llegar a conocer a las estudiantes. Ah, pero parece que las estudiantes no quieren ser especialmente conocidas de esta forma. El hombre que con mucha amabilidad me envió ambas invitaciones por correo electrónico dijo que eran "excesivamente heteronormativas" – una perspectiva compartida por muchas de sus compañeras de escuela.
Sin embargo, éste es un campo diabólicamente espinoso, y no todas las estudiantes están de acuerdo. Una me contactó para decirme que McKinsey merecía ser felicitado: estaba rompiendo el tabú que dice que las mujeres no pueden ser abiertamente femeninas en el trabajo. La consultoría estaba legitimando que las mujeres se reunieran para hacer algo agradable y atender a un evento para chicas – al igual que por muchos años los hombres corporativos se han reunido para ser tipos normales y ver deportes.
(Casi) estoy de acuerdo. Hay algo injusto en la noción de que golpear y patear pelotas para que entren en redes y huecos – algo que no sirve propósito alguno – se vea como una actividad digna de la atención corporativa, mientras que ponerle color brilloso a las uñas – lo cual generalmente les hace lucir mejor – no lo sea. La mujer más exitosa que conozco se deleita en contarles a sus colegas de la junta directiva el trauma que siente cuando se le ha roto una uña hermosamente pintada; yo me he deleitado en ver como avergüenza y desconcierta a su público masculino al decir eso.
Pero incluir uñas en un evento de contratación es totalmente erróneo. Para empezar, cualquier cosa que tenga que ver con el cuerpo debería mantenerse privado. Yo no quiero ver los callos de los pies de las mujeres que pudieran ofrecerme un puesto, y tampoco quiero que vean los míos. Es demasiado íntimo, y no se sabe en qué va a terminar. Si las consultorías están ofreciendo pedicuras a sus reclutas, dentro de poco los bancos tomarán represalias ofreciendo depilación de cera bikini. El reclutamiento no debería ser una despedida de soltera.
Lo peor de tales eventos es que discriminan. Los eventos de golf no son injustos para las mujeres (algunas de las cuales inexplicablemente disfrutan el deporte) pero sí para aquellos que no juegan golf. Los eventos manicura/pedicura discriminan en contra de las que pensamos que las manicuras son aburridas y preferimos leer un libro.
Pero esto me lleva al hallazgo más deprimente de todos. Acabo de hablar con una amiga que trabaja en el mundo corporativo de EU, y cuando le dije cuáles eran mis objeciones al evento de McKinsey me dijo que yo estaba desubicada. Todas las mujeres profesionales en EU tienen uñas perfectas.
Aparentemente, hacerse una manicura no es como jugar una ronda de golf, lo cual es algo opcional. En vez, es una actividad obligatoria para las mujeres y se está convirtiendo en una de las maneras de formar alianzas en el trabajo. Ella misma se va con su mentora a hacerse la pedicura, mientras discuten estilos de liderazgo – y las cifras de ganancias del segundo trimestre.
Así que McKinsey puede estar ofreciéndoles a estas jóvenes algo valioso después de todo. Si quieren tener éxito en el mundo de los negocios, especialmente en EEUU, y si piensan que pintarse las uñas es algo opcional, la consultoría les está advirtiendo que no importa cuáles sean sus calificaciones en la universidad, no van a tener éxito en el mercado laboral.
También, te pueden interesar los siguientes artículos
¿Lograrán eBay y Yahoo reinventarse?
La gestión de eventos es una excelente opción profesional
Mercados emergentes ven la moneda china como alternativa
Financial Times