Solía pensar que yo era un mal ejemplo de la generación del milenio.
Constantemente escuchaba que mi generación estaba compuesta por almas inquietas e impacientes, ávidas de autonomía e incapaces de aferrarse a un empleador. Sin embargo yo sigo trabajando para la misma empresa que me contrató como aprendiz hace casi 10 años.
Ahora estoy empezando a sospechar que no soy una mala "milenaria" en absoluto. De hecho, tal vez esté viviendo el sueño de la generación del milenio.
Una encuesta realizada por ManpowerGroup publicada el martes con una muestra de 19,000 personas de entre 21 y 36 años de edad en 25 países sugiere que la generación del milenio anhela la seguridad laboral por encima de casi todo lo demás.
Alrededor del 87 por ciento dijo que la seguridad laboral era una prioridad en la búsqueda de empleo, sólo superada por el dinero (92 por ciento) y muy por encima de cosas como "metas" y "flexibilidad" con las que la generación del milenio está supuestamente enamorada. Casi dos tercios desean permanecer con sus empleadores actuales durante varios años o más.
A pesar de todos los mitos sobre la rotación laboral de la generación del milenio, estos resultados resuenan con la verdad. Alcanzar la mayoría de edad durante una recesión profunda deja profundas marcas psicológicas.
Un profesor asociado en una escuela de negocios internacionales dice que constantemente les recuerda a sus estudiantes que deben preocuparse menos por sus carreras.
"Si bien son algunas de las mejores personas que he conocido, el miedo es palpable", dijo. "El deseo de formar parte de la economía, idealmente con un buen empleo, es fuerte".
Los datos de movilidad laboral corroboran esto. La frecuencia con la que personas de 18 a 29 años de edad cambian de empleo en el Reino Unido se ha reducido en un tercio desde su máximo previo a la crisis, según el centro de estudios Resolution Foundation.
Mientras tanto, aquellos jóvenes que quieren unirse a la "economía gig" o convertirse en empresarios enfrentan un problema práctico que es difícil de superar sin la ayuda de padres ricos.
Un contrato de trabajo fijo sigue siendo la llave que abre la puerta para una amplia gama de necesidades de la vida. Sin él, en muchos países uno tiene que luchar para obtener un préstamo, una hipoteca, un contrato de telefonía móvil o incluso una habitación para alquilar.
A una doctora de 30 y tantos años se le rechazó una solicitud para alquilar una habitación en un apartamento en Londres porque tenía una posición temporal. Ella estaba ganando suficiente dinero pero el agente de bienes raíces exigió que sus jubilados padres actuaran como sus garantes legales (y además le cobró una tarifa adicional).
McDonald's, que emplea a su personal en el Reino Unido con flexibles "contratos de cero horas" que no garantizan una mínima cantidad de horas de trabajo por semana, recientemente descubrió que sus empleados estaban luchando para obtener préstamos de automóviles, contratos de telefonía móvil e hipotecas. Ahora, la compañía planea ofrecer a los trabajadores la opción de un contrato por horas fijas.
Pero mientras que la generación del milenio puede querer seguridad en el empleo, se ha vuelto más difícil de encontrar. Dejando de lado el ejemplo de McDonald's, los empleadores están cada vez menos dispuestos a brindar contratos de trabajo permanentes con todos sus derechos asociados como pensiones, pago por enfermedad, indemnización por despido y similares.
Incluso aquellos jóvenes que aseguran puestos permanentes saben que los "empleos de por vida" son una cosa del pasado. Se dan cuenta de que podrían ser despedidos en otra crisis y saben que tendrán que trabajar durante más tiempo que sus padres ya que las pensiones no van a ir tan lejos.
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