El mercado mundial del petróleo está entrando en su periódico "juego de la gallina". Como quedó inmortalizado en 'Rebelde sin Causa', el juego consiste en que los jugadores se dirigen directamente hacia un desastre, a menos que se desvíen. En el mercado del petróleo, los productores han hecho planes que crearían un exceso de oferta a menos que recorten su producción.
Las compañías estadounidenses de petróleo de esquisto han ido aumentando su producción rápidamente, mientras que los miembros de la OPEP, cártel de los países productores, no quieren ceder cuota de mercado. El crudo Brent, la referencia internacional del petróleo, ya ha caído en más de un 25 por ciento desde junio, y nadie parece inclinado a frenar de repente y evitar un desastre.
Los analistas que tratan de adivinar las intenciones de Arabia Saudita se sintieron decepcionados el lunes por las señales ambiguas enviadas por los precios de venta oficiales del reino para el mes de diciembre, los cuales aumentaron para algunos tipos de crudo y cayeron para otros. La única indicación definitiva acerca del punto de vista de Arabia Saudita llegará en la próxima reunión de la OPEP en Viena el 27 de noviembre.
Aún así, los comentarios extraoficiales de los funcionarios saudíes a los analistas el mes pasado, que sugieren que el reino se sentiría cómodo con el precio del petróleo a niveles tan bajos como 70 dólares por barril, son una indicación de que está dispuesto a mantener la producción a los niveles actuales, con la esperanza de que los productores competidores se vean obligados a recortar su producción. Según palabras de Adel Abdul Mahdi, ministro del petróleo de Irak, la OPEP se encuentra en una "guerra de precios". Como suele suceder en tiempos de guerra, los malentendidos acerca de la fuerza de la oposición están jugando un papel fundamental.
Abdalla El-Badri, secretario general de la OPEP, sostuvo la semana pasada que si el crudo Brent se mantuviera a su nivel actual de alrededor de 85 dólares por barril, la producción estadounidense de petróleo de esquisto podría desplomarse. "Vamos a ver que se va a salir mucha inversión y mucho petróleo del mercado", dijo.
Sin embargo, los productores estadounidenses de esquisto sí lo ven de manera diferente. Los ejecutivos de las grandes compañías, incluidas ExxonMobil y Chevron, y de las independientes más pequeñas que encabezaron el auge, han estado diciendo que están muy contentos con los precios donde están hoy en día y que su producción puede seguir creciendo.
Las estrategias de cobertura han fijado los precios más altos por un año o dos. Además, la posibilidad de nuevas reducciones de costos y mejoras en la productividad significa que incluso algunos de los productores estadounidenses marginales de menor tamaño pueden ser capaces de seguir creciendo durante algún tiempo, a pesar de la tensión financiera que ahora enfrentan.
Los comentarios del Sr. El-Badri fueron una señal de que la OPEP espera que la industria estadounidense del esquisto se desvíe primero, y recorte su producción. Si se equivoca, y la OPEP también se niega a recortar su producción, el mundo podría sufrir un exceso de oferta de petróleo el próximo año, sobre todo si el crecimiento mundial sigue siendo lento. Los precios caerían aún más.
El precio del petróleo más débil es un claro beneficio neto para la economía mundial, incluida la de EU, que, a pesar de su auge petrolero, sigue siendo uno de los mayores importadores netos de petróleo del mundo. Sin embargo, el vínculo entre la volatilidad del mercado del petróleo y la agitación política es de doble filo.
La debilidad de los precios del petróleo ayudó a derrocar a la Unión Soviética en la década de 1980 y fomentó las condiciones que llevaron a la elección de Hugo Chávez como presidente de Venezuela en 1998, lo que resultó en un mayor declive económico y la ruina de la industria petrolera del país. La caída de los ingresos petroleros podría desestabilizar a algunos de los aliados de Occidente, y aunque sus adversarios tal vez se vuelvan más obedientes, la desesperación también podría volverlos más erráticos.
En 'Rebelde sin Causa', la chaqueta de Buzz Gunderson queda atrapada en la manija de la puerta de su auto y lo arrastra por el acantilado. Los legisladores tendrán que estar atentos por si el juego en el mercado del petróleo tiene consecuencias igualmente desastrosas.
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