BAGDAD.- La estratégica ciudad de Ramadi, capital de la provincia de El Anbar, a sólo 112 kilómetros al oeste de Bagdad, cayó en manos de los rebeldes del Estado Islámico (IS), después de una serie de ataques suicidas con carros bomba; pese a las ordenes de resistir del primer ministro, Haider el Abadi, militares y policías irakíes efectuaron una caótica retirada, seguidos por civiles, en lo que representa un nuevo revés para los aliados tras la recuperación de Tikrit en abril.
Una declaración atribuida a los extremistas suníes aseguró que sus tropas "purgaron la ciudad entera", luego de que fuentes del ejército irakí aseguraron que la mayoría de sus efectivos retrocedió a una base en la población de Jaldiá, al este de Ramadi. Cuatro estallidos casi simultáneos, provocados por suicidas que conducían autos repletos de explosivos, alcanzaron a los policías que defendían el distrito de Malaab en el sur; más tarde, otros tres kamikazes se inmolaron con sus vehículos en la sede del cuartel provincial, el Comando de Operación Anbar.
El Abadi les había pedido "retener sus posiciones, sin permitir a Daesh (acrónimo en árabe de ISIS, las antiguas iniciales del grupo) extenderse a otras áreas". Subrayó que "hay cobertura aérea continua que ayudará a las tropas en tierra a retener sus posiciones mientras esperan el apoyo de otras fuerzas y de las Unidades de Movilización Popular", estas últimas las milicias chiítas respaldadas por Irán que contribuyeron a tomar Tikrit y luego fueron acusadas de violencia y saqueos.
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La desértica provincia de El Anbar, la mayor de Irak y única de mayoría sunita, va desde las cercanías de Bagdad hasta la frontera oeste; es atravesada por carreteras que comunican a Siria y Jordania. Previo a este golpe, IS ya controlaba la mitad del territorio, enlazado al de sus dominios en Siria. Falé el Issawi, vicetitular del Consejo de El Anbar, dijo que más de 500 personas han muerto en los últimos dos días de lucha y que hay unos 8 mil refugiados. En Siria, por su lado, el gobierno afirmó que efectivos de IS fueron rechazados en los alrededores de la ciudad de Palmira, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Por su lado, fuerzas especiales del Pentágono aniquilaron a 32 miembros de IS, incluyendo a cuatro líderes ––uno de ellos fue identificado como Abu Sayyaf, a cargo de la red de venta en el mercado negro de petróleo de los campos y refinerías que controlan–– en una incursión la noche del viernes cerca de Deir el Zur, al este de Siria. En el asalto fue capturada Umm Sayyaf, esposa del dirigente que mantenía a una joven yazidi como esclava, que fue trasladada a Irak para su interrogatorio.
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SIN INFORMAR
El gobierno de Damasco no fue notificado previamente del ataque, el segundo terrestre de EU en Siria desde que en agosto inició la ofensiva contra IS, y legisladores norteamericanos que si fueron informados recalcaron que se obtuvieron valiosos datos de inteligencia.
Sin embargo, Sayyaf no estaba en la lista de los diez más buscados de la organización y no se conocía que se hubiera ofrecido recompensa por su cabeza, lo que sugiere, apuntó el diario británico The Guardian, que probablemente el blanco era una figura de mayor importancia.
Ryan Zinke, representante republicano que dirigió al Equipo Seis SEAL de la Marina ––similar al que en 2011 mató en Pakistán a Osama ben Laden, líder de Al Qaeda––, opinó que el fin de Sayyaf, cuyo verdadero nombre era Nabil Abu Salé el Yaburi, "no cambiará la marea de lo que ocurre en Siria y en Oriente Medio", al tiempo que su colega Mitch McConnell, titular del Senado, criticó que no se lograra capturarlo con vida.