El obispo emérito de Ecatepec, Onésimo Cepeda, no siempre estuvo dedicado a la vida religiosa. Es abogado, empresario y en su currículo está el haber sido cofundador de lo que hoy conocemos como Inbursa con Carlos Slim.
"Aprendí a trabajar e hice muchas cosas en mi vida. Canté, toreé, vendí desde veladoras hasta niño envuelto, de todo. Trabajé en el Banco de México, de ahí salí al Banco de Londres, donde me hicieron gerente general no sólo de Londres sino de México. Era gerente general a los 22, 23 años. Además, ya era abogado", dijo en entrevista en el programa de El Financiero Bloomberg 'En EF y por Adela'.
Onésimo cuenta que en esa época tuvo la oportunidad de tener la Gerencia de Valores del Banco de Londres pero, en un trato con el entonces encargado del área, prefirió dirigir las operaciones de la Bolsa.
"Empecé a vender valores, pero me di cuenta que había otras casas de valores y yo tenía que ganar clientes", afirmó.
Inbursa y Slim
En 1964, Cepeda conoció al empresario Carlos Slim Helú, con quien aún mantiene una gran amistad.
Ambos trabajaban "solos" en la Bolsa Mexicana de Valores y unieron fuerzas para tener mejores clientes, con lo que fundaron Inversora Bursátil, que con los años se convirtió en Grupo Financiero Inbursa.
"Inbursa fue muy bien fundada porque de ahí surgió Grupo Carso...", dijo entre risas.
Posteriormente, también asesoró a Banamex y al grupo Ingenieros Civiles Asociados (ICA).
Pero un día decidió poner fin a su vida empresarial y dedicarse a la Iglesia. Entonces, le vendió sus acciones a Slim.
"Yo le dije a Carlos: 'aquí están mis acciones. Te las vendo en el mismo precio en que las pusimos con una condición: si yo no la hago de cura, entonces vuelvo aquí y me vuelves a dar todas mis acciones'. Él contestó: 'Va. Que tengas suerte'", comentó.
En 'En EF y por Adela', Onésimo explicó por qué decidió dedicarse a la Iglesia.
"Cuando vives en un entorno así (lleno de lujos), no conoces a los pobres… Tuve un accidente donde quienes me atendieron fueron unos 'inditos' que tenían un jacal. Me llevaron a su casa, yo estaba lastimado y me pusieron unos trapos que hirvieron lo más que pudieron para curarme. Compartí la tortilla, el chile y la sal con ellos y dije: 'yo voy a hablar por ellos'", detalló.
Cepeda cursó el seminario en el Instituto Nuestra Señora de Guadalupe para las Misiones Extranjeras, donde cursó Filosofía. Posteriormente, estudió Teología en la Universidad de Friburgo, Suiza. Fue ordenado como sacerdote el 28 de octubre de 1970, en Cuernavaca, Morelos.
Veinticinco años después, en 1995, el papa Juan Pablo II lo designó como obispo de la primera Diócesis de Ecatepec, en el Estado de México. Ese mismo año, el arzobispo Girolamo Prigione, nuncio apostólico en México, le dio la orden episcopal.
Entre las labores que realizó están la restauración del exconvento de San Cristóbal, la construcción de la Catedral de Ecatepec y la creación del Tribunal Eclesiástico. Además, durante los 17 años que estuvo al frente de la diócesis mexiquense, ordenó a 81 presbíteros y 5 diáconos transitorios.
En 2012, cuando cumplió 75 años, presentó su renuncia al papa Benedicto XVI, quien la aceptó mes y medio después, con lo que se convirtió en el obispo emérito de Ecatepec.
Ahora, a sus 80 años y a un lustro de haber dejado la vida eclesiástica, Cepeda reconoció en entrevista con Adela Micha que es un hombre adinerado que siempre estuvo preocupado por su comunidad.
"Sí, soy un hombre adinerado pero pagué muchas cosas; he vivido mucho tiempo. Ayudé en la construcción de mi catedral, en la reconstrucción del exconvento, en el seminario y ahí se va la lana", puntualizó.
Con información de la Diócesis de Ecatepec.