CIUDAD DE MÉXICO.- La migración centroamericana hacia Estados Unidos va en incremento, según la Agencia de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) y Alejandro López, un salvadoreño que vive en la Ciudad de México afirma: "Trump no va a detener el sueño americano".
De acuerdo con la ACNUR crecieron en 91% las solicitudes de refugio de 2014 a 2015 de las personas procedentes del Triángulo Norte de Centroamérica y las previsiones que realizó el organismo para 2016 contemplan un incremento similar. En 2014, 29 mil 288 personas de Honduras, El Salvador y Guatemala solicitaron asilo en Estados Unidos, México, Canadá, Belice y Nicaragua; para 2015 la cifra llegó a 55 mil 814 personas.
"Nosotros tenemos la frase de que si te deportan y llegas a El Salvador, ese mismo día te regresas, no pasas ni con tu familia, te vuelves a ir. Si te agarran 50 veces, vas a regresar 50 veces, así que el muro no va a impedir pasar a Estados Unidos", asegura Alejandro, quien cruzó la frontera sur de México con su hermano y dos hondureños. Tan sólo en México en 2015 dos mil 852 personas solicitaron refugio, ACNUR proyecta para 2016 una cifra final de siete mil 600 solicitudes.
Ante el contexto en Estados Unidos en el que existe la amenaza de deportaciones masivas y la construcción de un muro, las personas del Triángulo Norte de Centroamérica no piensan dejar de migrar."Trump no va a impedir el paso de migrantes, porque El Salvador está en una situación muy peligrosa, Centroamérica es una de las regiones más violentas del mundo, entonces somos muchas personas las que salimos de allá", comparte a El Financiero.
Alejandro tiene 24 años y vive temporalmente en el refugio Adolescentes en el Camino, en la delegación Azcapotzalco, en la Ciudad de México. Antes estuvo en Chiapas. No es un migrante indocumentado, es un salvadoreño con un permiso de tránsito por haber sufrido la vulneración de sus derechos. En su camino hacia Estados Unidos, ya en México, fue víctima del crimen organizado. En Chiapas fue asaltado con sus compañeros, les quitaron el dinero, la ropa y los zapatos.
"Salimos a la carretera, ya sin dinero, sin zapatos, sin ropa, golpeados y sin nada. Y yo dije me voy a entregar a migración, y mis compañeros ¿cómo que te vas a entregar? Me voy a entregar porque he escuchado de los derechos humanos y si mis derechos son violados aquí en México pues tengo que denunciarlo", comparte.