PARÍS.- En septiembre, todos los países de la Unión Europea (UE) deberán realizar una contabilidad más completa del comercio en sexo, drogas y otros negocios clandestinos, como parte de una revisión de las mediciones económicas que realiza Eurostat, la agencia de estadísticas europea.
El propósito de contabilizar todo, incluido los salarios del "pecado", es tener una interpretación más precisa del producto interno bruto de cada país. Como el PIB es una cifra muy importante –la cual puede influir en las políticas nacionales y encumbrar o destronar a políticos-, la Unión Europea quiere cifras "que reflejen mejor el ambiente económico", explicó Vincent Bourgeais, vocero de Eurostat.
Como los gobiernos de la UE están obligados a reducir su deuda como porcentaje de sus economías, también se espera que los cambios hagan que las tasas de crecimiento desde España hasta Suecia se vean mejores, y posiblemente también que las proporciones de deuda parezcan más halagüeñas.
Otras mediciones además del vicio serán recalibradas, como la investigación y el desarrollo, y las contribuciones de caridad. Éstas seguramente impulsarán las cifras del PIB mucho más que cualquier logro registrado con base en la prostitución o la producción de cocaína.
Sin embargo, contabilizar a las prostitutas y la heroína puede sumar miles de millones de dólares a una economía. Y conforme algunos países tratan de salir de la depresión del crecimiento de casi cinco años de la zona euro, todo ayuda.
"Según mis cálculos, la prostitución genera alrededor de 20 mil millones de euros", o 27 mil millones de dólares, en España cada año, estimó José Roca, portavoz de la Asociación Nacional de Clubes Sexuales en España.
"Los españoles a menudo frecuentan los clubes, y hay mucho turismo", por ejemplo, de clientes franceses al otro lado de la frontera, añadió.
La cifra de Roca está cercana a la estimación del gobierno de que el comercio sexual legal en España genera 18 mil millones de euros. Si eso se suma al PIB, dijo Roca, "por supuesto que España se beneficiará".
Técnicamente, la regulaciones de la UE han requerido desde hace tiempo reportar la actividad económica del mercado negro. Pero medir la economía clandestina difícilmente es una ciencia exacta. Sólo un puñado de países, incluidos Holanda, Italia y Alemania, han intentado cumplir por completo.
Las nuevas reglas de la Unión Europea requerirán que los 28 países en el bloque redoblen sus esfuerzos, aun cuando signifique interrogar a los dueños de burdeles o contar toneladas de cocaína confiscada a los vendedores de drogas.
"Las agencias pueden reunir información, pero no ha sido particularmente precisa porque estamos hablando de actividades que la gente trata de ocultar", señaló Gian Paolo Oneto, director de conteos nacionales en la agencia de estadísticas nacional italiana, Istat.
"Estas reglas dicen que el PIB debería incluir todo, incluso los jitomates cultivados en su patio", añadió Oneto. "Pero, en ocasiones, sólo podemos estimarlo. No podemos ir por ahí contabilizando los jitomates".
Como las matemáticas pueden ser inexactas, los economistas han tendido a ver con cautela esas mediciones. Italia tiene un lugar en los anales de la contabilidad creativa por "il sorpasso", o "el rebase", de 1987, cuando el gobierno reevaluó el PIB para incluir la economía del mercado negro.
Tan grandes fueron las cifras, que incluían estimaciones de la evasión fiscal y los trabajadores ilegales, que casi de la noche a la mañana superó a Gran Bretaña para convertirse en la quinta economía más grande del mundo.
Ahora, mientras Italia pasa apuros para salir de una recesión y se afana bajo una de las mayores cargas de deuda del mundo desarrollado, empezará a contabilizar el alcohol y el tabaco contrabandeados.
Oneto declinó hacer una predicción, pero señaló que el mercado negro en general de Italia ya representaba 15 por ciento de la economía de 1.5 billones de euros del país.
Sin embargo, afirmó que su agencia no iría tan lejos como para incluir a uno de los mayores propulsores económicos posibles: las actividades realizadas por la mafia italiana, que se piensa genera alrededor de 180 mil millones de euros en ingresos anuales, equivalente a 7 por ciento del PIB del país.
"La mafia es demasiado difícil de precisar", señaló.
Para la mayoría de los gobiernos, la actividad ilícita podría representar poco más que un error de redondeo. En Holanda, conocida por sus zonas rojas y tiendas de mariguana, esa actividad representa 0.4 por ciento del PIB.
El mayor impulso para las cifras del PIB provendrá de algo sin valor estimulante: una revisión del Eurostat que permita a los gobiernos contabilizar la investigación y el desarrollo como inversiones en lugar de costos.
Finlandia y Suecia, semilleros de capitalismo de alta tecnología, pudieran incrementar el tamaño de sus economías en hasta 5 por ciento, según Eurostat.
En Italia, Irlanda, Portugal y España, que están pasando apuros para superar recesiones, el PIB aumentaría en hasta 2 por ciento, mientras que Alemania y Francia pudieran ver un crecimiento de hasta 3 por ciento. Gran Bretaña mostraría una ganancia de entre 3 y 4 por ciento.
La Oficina para las Estadísticas Nacionales de Gran Bretaña anunció recientemente que empezaría a contabilizar el vicio por primera vez en la economía del país, que se está recuperando de una recesión. Ha empezado por retroceder cinco años en su reconteo.
En 2009, el único año para el cual ha hecho un conteo hasta ahora, la prostitución y las drogas, incluidas cocaína, heroína, cannabis, éxtasis y anfetaminas, añadieron casi 10 mil millones de libras esterlinas, o 17 mil millones de dólares, al PIB británico, equivalente a 0.7 por ciento.
En otros países, el tema trasciende a las cifras.
La agencia de estadísticas de Francia se está negando a incluir las drogas y el trabajo sexual por la preocupación de que la prostitución, por ejemplo, a menudo se origina en la trata de personas y no debería dársele la apariencia de la legitimidad económica.
Para algunos, esos argumentos morales ponen en duda el verdadero concepto del PIB.
"Si uno cree que las drogas y la prostitución son cosas que no necesariamente mejoran la calidad de vida en un país", dijo Simon Tilford, subdirector del Centro para la Reforma Europea en Londres, "entonces incluirlos socava al PIB como una medición del bienestar".