Esta semana Andrés Manuel López Obrador se reunirá con los integrantes del Consejo Mexicano de Negocios, en donde se agrupan prácticamente todos los empresarios que ha criticado.
En esta reunión, los empresarios lo escucharán y cuestionarán, y también le expresarán algunas de sus preocupaciones, especialmente la que tiene que ver con la necesidad de que se respeten plenamente las libertades, pero también le dirán que están dispuestos a trabajar con cualquiera de los candidatos que resulte electo presidente de la República, incluyéndolo.
Aunque las reuniones no serán sólo con AMLO, sino con todos los candidatos presidenciales, por separado desde luego, la que más expectación ha causado en este grupo de grandes empresarios es la de López Obrador, no sólo por su posición en las encuestas, sino porque es el único de los candidatos cuyo programa levanta muchas cejas entre los capitanes de empresa.
En cuatro semanas exactamente ya habrán ocurrido las elecciones presidenciales y tendremos ya un virtual presidente electo.
Las contiendas electorales, de modo natural, generan enfrentamiento entre quienes compiten por los cargos públicos, así como entre quienes simpatizan y difieren de los diversos candidatos. No hay nada extraño en ello.
Sin embargo, como país, al margen del resultado, deberemos que tener el temple para darle vuelta a la página y dejar atrás ese enfrentamiento y encono, sea cual sea el resultado.
Más allá de los riesgos que pueda generar cualquiera de las propuestas de gobierno, especialmente la de AMLO, hay otro riesgo mayor.
Éste consiste en que no seamos capaces, ni la sociedad ni el candidato ganador, de reconstruir las vías de diálogo que requiere un país con la complejidad y diversidad que tiene México.
El ejercicio que esta semana hará el Consejo Mexicano de Negocios será muy sano porque prepara precisamente esa posibilidad de interlocución que se va a requerir a partir del 2 de julio.
Lo que pasó en las campañas, tendrá que dejarse en las campañas.
El entorno que México va a enfrentar es muy complejo, pues todo indica que en esta administración será prácticamente imposible llegar a una conclusión en la renegociación del TLCAN, por lo menos de manera integral, lo que puede generar gran incertidumbre.
Si a ella se agrega una condición en la que más allá de los plazos electorales persistiera el encono y el enfrentamiento, nos esperan tiempos muy complicados en el país.
Vamos a tener que aprender a escuchar y a vencer prejuicios, pues esa es la condición para el entendimiento.
Si AMLO prejuzga a los grandes empresarios y lleva una opinión ya hecha, de poco va a servir sentarse a hablar. Si los empresarios no intentan entender la lógica detrás de los planteamientos de AMLO, será inútil cualquier encuentro.
Lo mismo que digo de los empresarios vale para todas las fuerzas políticas.
Vayamos preparando un escenario en el que el 2 de julio se inaugure la posibilidad del diálogo, que es la condición para el entendimiento.
Un encono persistente y prolongado no auguraría nada bueno para el país.