Jorge Berry

Solo promesas en Singapur

El columnista señala que los acuerdos alcanzados en la reunión de Donald Trump y Kim Jong-un no tiene calendarios, ni cómos, ni protocolos, convirtiéndolos en promesas.

Como resultado de la cumbre de Singapur, donde se reunieron durante unas 10 horas Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, y Kim Jong-un, presidente de Corea del Norte, se firmó el siguiente comunicado conjunto:

1) Los Estados Unidos y la República Democrática Popular de Corea (Corea del Norte) se comprometen a establecer nuevas relaciones de acuerdo con los deseos de ambos pueblos para la paz y la prosperidad.

2) EU y RDPC unirán esfuerzos para construir un régimen de paz y prosperidad permanentes en la península de Corea.

3) Reafirmando la Declaración de Panmunjom del 17 de abril de 2018, la RDPC se compromete a trabajar hacia la completa desnuclearización de la península de Corea.

4) EU y RDPC se comprometen a recuperar los restos de los soldados caídos, incluyendo desaparecidos y prisioneros de guerra, incluyendo la inmediata repatriación de los ya identificados.

El documento no incluye algunos puntos que se fueron aclarando en horas posteriores. El departamento de estado de EU que encabeza Mike Pompeo, arquitecto y responsable de esta iniciativa, confirma, por ejemplo, que Estados Unidos se comprometió a suspender los tradicionales ejercicios militares que durante 50 años condujo con Corea del Sur. Hasta donde se ve, este es el único compromiso tangible y verificable que emergió de la cumbre.

Es importante señalar lo que no se está considerado ni en el documento ni en declaraciones posteriores:

1) No hay calendarios. La promesa de Kim de desmantelar su programa nuclear es sumamente vaga. No dice cómo, ni cuándo , ni establece protocolo alguno de verificación.

2) El tema de derechos humanos sigue siendo tabú. Trump dijo en su conferencia de prensa posterior que tocó el tema brevemente con Kim, pero no explicó en qué términos. Corea del Norte tiene unos 150 gulags donde retiene a unos 100 mil disidentes políticos, criminales y cualquiera que no sea del agrado del régimen en condiciones infrahumanas, que incluyen tortura, trabajos forzados y hambruna. En sus años en el poder, Kim ha ejecutado a unos 300 altos funcionarios de su gobierno, incluyendo a su medio hermano, y a un ministro que se quedó dormido en una junta.

3) No se establecieron mecanismos permanentes para continuar con las negociaciones, ni se especificó si habrá intercambios diplomáticos.

4) Trump afirmó que no habrá reducción de tropas estadunidenses en la península, ni se levantarán las sanciones económicas hasta no comprobar que las armas nucleares son ya inoperantes, pero eso tomará años, si es que pasa.

Lo de las sanciones económicas es, obviamente, muy relativo. Corea del Norte hace el 90 por ciento de su comercio exterior con China, y habiendo ya un clima de distensión, China sabe que Estados Unidos se hará de la vista gorda si incrementan su apoyo a Kim. Y dado el estado de las relaciones de Estados Unidos con sus aliados y socios comerciales más importantes, no será fácil para Trump obtener los apoyos para continuar con el nivel actual de sanciones ni contra Corea del Norte, ni contra Irán.

Dicho todo lo anterior, no se puede negar que la cumbre es una victoria para Trump. Empecemos porque hace seis meses, un conflicto armado parecía inminente; ahora, por lo menos están hablando, y eso tranquiliza a Estados Unidos, y al mundo entero. Se puede argumentar que el triunfo fue para Kim, porque el simple hecho de haberse reunido con un presidente de Estados Unidos, ya es histórico, lo legitima ante la comunidad internacional y lo solidifica como dictador absoluto en su país. Habiendo establecido un diálogo, se desvanece la amenaza del cambio de régimen. A cambio, ofreció compromisos que, en realidad, solo son promesas vagas, como lo señala la propia prensa norcoreana.

Trump, por su parte, mientras son peras o son manzanas, obtuvo una gran narrativa para las elecciones intermedias de noviembre en su país. "Los republicanos son el partido de la paz", dirá.

Y habrá que reconocer que hay pocos como Trump para vender un argumento, por engañoso que sea.

Mientras, todos dormimos un poco mejor.

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