Razones y Proporciones

El aumento de los precios del petróleo

Si bien la misión formal de la OPEP es la de estabilizar los mercados, en la práctica ha resultado ser una fuente de enorme inestabilidad.

Desde principios de 2016 los precios internacionales del crudo han mostrado una tendencia al alza hasta superar, en mayo de 2018, setenta dólares por barril, según la cotización WTI. Si bien los actuales niveles no se habían observado desde noviembre de 2014, estos se acercan al promedio de los últimos diez años.

Históricamente, las cotizaciones del barril de crudo han fluctuado ampliamente. Por ejemplo, en la última década esos importes se han movido dentro de un intervalo de más de cien dólares.

Como en cualquier mercado conectado internacionalmente, los precios petroleros tienden a reflejar la dinámica de la demanda y de la oferta globales por esa materia prima.

En el caso del crudo, las fluctuaciones por el primer elemento suelen responder a la evolución cíclica de la economía. Esto se debe a que la mayor actividad económica implica, por lo general, un mayor consumo de energéticos por parte de los hogares y las empresas, y lo contrario ocurre con la desaceleración.

En ocasiones, esas variaciones han explicado, de forma preponderante, la evolución de los precios. Tal fue el caso de la Gran Recesión de 2008-2009 que derivó en una contracción significativa de las compras de petróleo, la cual, a su vez, provocó el desplome de sus cotizaciones a menos de la mitad en sólo tres meses.

No obstante, las pronunciadas alteraciones de los precios de los hidrocarburos han obedecido, con frecuencia, a vaivenes en su suministro. Destacan dos fuentes históricas de perturbación.

La primera se refiere a los acuerdos de recorte o de cuotas máximas de producción por parte de los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Como cualquier otro cártel, se trata de una alianza entre productores que se reúnen periódicamente para restringir la oferta y, de esa manera, lograr un precio mayor al que prevalecería si compitieran libremente.

En la actualidad, la OPEP cuenta con catorce integrantes, liderados por Arabia Saudita. A las reuniones asisten como invitadas otras naciones, entra las que se incluye México, las cuales ocasionalmente se han sumado a las decisiones del grupo.

La OPEP representa una evidente incongruencia de los gobiernos participantes, los cuales suelen prohibir y penalizar las coaliciones entre empresas dentro de sus propias jurisdicciones, con el argumento correcto de que dañan al consumidor.

Si bien su misión formal es la de estabilizar los mercados, en la práctica la OPEP ha resultado ser una fuente de enorme inestabilidad. El episodio más dramático ocurrió con el embargo petrolero de 1973, que causó una abrupta subida de los precios del crudo y una recesión mundial.

Con el tiempo, la influencia de la OPEP en los precios ha sido menos evidente. Su disminuida eficacia radica, en última instancia, en la vulnerabilidad elemental de cualquier cártel: el incentivo de sus miembros a exceder sus cuotas para ganar más ingreso a expensas de los demás. Obviamente, cuando todos hacen lo mismo, la coalición se vuelve irrelevante.

Una segunda fuente más importante de restricción de abastecimiento ha consistido en las crisis internas de los miembros de la OPEP, así como los conflictos entre sí y con otras naciones.

Entre las perturbaciones geopolíticas han sobresalido el mencionado choque de 1973, el cual respondió a la guerra árabe-israelí; la Revolución Iraní de 1979; la invasión de Irak a Kuwait durante 1990-1991; así como los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la subsecuente ocupación de Irak por parte de los aliados.

Cada uno de estos episodios ha estado caracterizado por fuertes presiones al alza en las cotizaciones internacionales del petróleo y efectos adversos sobre la actividad económica global.

Dos eventos del lado de la oferta podrían estar contribuyendo al aumento reciente de los precios de los hidrocarburos: los recortes de producción petrolera orquestados por la OPEP desde enero de 2017 y la expectativa de un menor suministro por las sanciones a Irán asociadas a la salida de Estados Unidos del Tratado de no Proliferación Nuclear este mes.

Sin embargo, parece que el principal factor es de demanda. Ello lo sugiere la estrecha asociación entre el alza de los precios del petróleo y la reanimación de la producción industrial mundial observada desde 2016, un año antes del acuerdo de la OPEP.

Si bien la amplia variedad de fuentes de incertidumbre hace imposible pronosticar los precios del petróleo, sí puede avanzarse una predicción con relativa certeza: como en el pasado, la actual restricción de producción de la OPEP, tarde o temprano, se romperá.

COLUMNAS ANTERIORES

La escasa población extranjera en México
La autonomía del Banco de México

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.