Las celdas de hidrógeno se han utilizado de forma segura durante generaciones, la forma más famosa es en el programa espacial de Estados Unidos. Éstas generan una reacción química entre el combustible y el oxígeno en el aire creando una carga eléctrica que deja como residuo sólo vapor de agua.
Hay muchas diferencias entre el Hindenburg y el Mirai, comenzando con el tanque de almacenamiento.
En el trágico dirigible, el gas hidrógeno estaba contenido en bolsas gigantes de algodón revestido. El tanque de Toyota está hecho de fibras de carbono y vidrio y está forrado con plástico. Si el gas se filtrara, los sensores lo detectarían. Shell señala que en un accidente, el hidrógeno se evaporaría, mientras que la gasolina puede formar un charco que fácilmente se encendería.
No es el mismo
Las personas que trabajan con celdas de hidrógeno dicen que las comparaciones con el Hindenburg no son justas. Ochenta años después de que la aeronave alemana de 245 metros explotara y cayera al suelo, la causa exacta del desastre sigue siendo un misterio.
"El incendio y la explosión en Hindenburg no tienen nada que ver con el hidrógeno, y esa es la mentalidad que tienes que cambiar con la gente", dijo Jon Hunt, quien se encarga de la comercialización de vehículos de hidrógeno para Toyota. "(En el desastre del dirigible) hubo una serie de cosas, incluyendo materiales utilizados y prácticas operacionales que serían totalmente mitigadas por las buenas prácticas normales ahora".
Las celdas de combustible están empezando a tomar fuerza, y no sólo en los coches.
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En Japón, compañías como Panasonic están vendiendo miles para alimentar casas. Compañías listadas en Estados Unidos, como FuelCell Energy, Plug Power y Ballard Power Systems las usan en generadores comerciales de energía. Fabricantes de automóviles incluyendo General Motors y Volkswagen se han unido a Toyota en el diseño de coches con la tecnología. Cerca de 2 mil 800 Mirais se vendieron en todo el mundo en el último año.
La primera 'gasolinera' de hidrógeno de Shell en Reino Unido abrió en las afueras de Londres el 22 de febrero. El combustible se fabrica en el sitio en una unidad suministrada por ITM Power, que pasa cables vivos a través del agua para extraer el hidrógeno.
La visión de Shell
El presidente ejecutivo de Shell, Ben Van Beurden, espera que el combustible impulse trenes, aviones y camiones en el futuro.
Los camiones son un gran mercado potencial, ya que las baterías de electricidad que requerirían para moverse tendrían que ser muy grandes.
Mientras que es notoria la dificultad para almacenar electricidad, el hidrógeno fácilmente se puede guardar en un tanque para ser transportado a cualquier parte del mundo, señala el ejecutivo.
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Para demostrar esto, Shell planea llevar un tanque lleno de hidrógeno líquido a Tokyo para los Juegos Olímpicos de 2020. La ciudad invertirá 54.2 mil millones de yens (400 millones de dólares) en subsidios para celdas con la meta de desplegar 100 camiones con esta tecnología durante la justa deportiva.
"La belleza del hidrógeno es que se puede hacer con tantas materias primas", dijo Claire Curry, analista de Bloomberg New Energy Finance en Nueva York.
Sin embargo, la realidad de los vehículos de hidrógeno es que siguen en una etapa de tecnología temprana que depende del apoyo del gobierno para estimular la red de abastecimiento de combustible necesaria.
El escenario más optimista de Shell es suministrar cientos de toneladas de hidrógeno a los automóviles para 2030, dice Matthew Tipper, vicepresidente de New Fuels. El tanque Mirai tiene 5 kilogramos de hidrógeno, lo que le da un rango de alcance arriba de los 500 kilómetros.
"La prueba del ácido es cuántas estaciones de abastecimiento se instalan", dijo Julia Thomas, directora general de Green Tomato Cars, que ha utilizado dos Mirais durante unos 18 meses como parte de su plan para desarrollar una flota de cero emisiones.