París 2024

La mítica ola de Teahupo’o, donde compite el mexicano Alan Cleland: ‘Si no tienes miedo, estás mintiendo’

El mexicano Alan Cleland se enfrenta al ‘muro de calavera’, la pesada y temible ola de Teahupo’o, en Tahití, donde se vive el surf de los Juegos Olímpicos de París 2024. ‘Al salir de un tubo, a veces no recuerdo lo que hice dentro’, dicen los surfistas.

Alan Cleland Quiñonez, de México, surfea durante la segunda ronda de la competencia de surf de los Juegos Olímpicos de Verano 2024, el domingo 28 de julio de 2024, en Teahupo'o, Tahití. (AP Foto/Gregory Bull)

Los lugareños llaman “muro de calaveras” a esta ola con piso de coral. La ola de Teahupo’o, en Tahití (Polinesia Francesa), donde se disputa el surf de los Juegos Olímpicos de París 2024, con el debut del mexicano Alan Cleland, en un mítico lugar que encarna el ideal de esta disciplina: potencia en estado puro y belleza salvaje. Incluso los mejores admiten tener miedo en el momento de atacarla.

La actividad de surf en los Juegos Olímpicos 2024 no se realizan en París, sino al final de una pequeña carretera, frente a unas cuantas pensiones familiares, donde 48 atletas (24 hombres y 24 mujeres) compiten en este tubo translúcido, temido pero admirado, situado en el sureste de la península tahitiana, a más de 15,000 km de la capital que acoge las justas olímpicas este verano.

En las primeras jornadas de suf olímpico, las olas de Teahupo’o fueron más pequeñas de lo esperado y con menos barriles de lo usual, pero los atletas no deben confiarse.

“Si dices que no tienes miedo, estás mintiendo”, aseguró el surfista francés Kauli Vaast (22 años), uno de los aspirantes a las medallas, en una entrevista concedida a la AFP en mayo.


Desde muy joven conoce los peligros de esta ola y sus singularidades. “Esta ola no es cualquier ola. Ante todo hay que respetarla porque no es un juego. Es muy difícil de leer y muy rápida, tienes que ser muy fuerte técnicamente”, advierte.

¿Y cómo esa ola aislada del sudoeste de Tahití, frente a un pequeño pueblo en el que la carretera se detiene junto a unas montañas, se convirtió en uno de los lugares míticos del mundo del surf?

Surf en los Juegos Olímpicos 2024: ¿Cómo son las olas de Teahupo’o?

“Es un lugar único. Surfear aquí siempre es una experiencia increíble”, cuenta el hawaiano John John Florence, dos veces campeón mundial (2016, 2017), actual número uno mundial y finalista este año de la etapa del Tour Pro en Tahití.

Teahupo’o se forma gracias a la fuerza del Pacífico. El ‘monstruo’ surge cuando el lecho marino se eleva abruptamente desde una profundidad de unos 45 metros hasta la altura de una persona, chocando contra una imponente placa de arrecife y coral afilado.


Para un surfista que se lanza a domar la ola, solo hay una escapatoria posible: contener el impacto inicial, levantarse rápidamente y girar hacia la izquierda de cara a tierra, hasta que la ola se desvanezca.

Cuando la ola es fuerte, el agua toma incluso la forma de un cilindro de varios metros de alto, en el que cabría una persona de pie. “Es un tubo, el sueño de todo surfista”, explica entusiasmada Vahine Fierro, tahitiana y favorita para estos Juegos Olímpicos.

Al salir de un tubo, a veces no recuerdo lo que hice dentro. Simplemente tengo la impresión de que todo está ralentizado”, describe la joven deportista de 25 años, que subraya a menudo la importancia del “mana” del lugar, la fuerza sobrenatural en la cultura polinesia.

Los peligros de la ola de Teahupo’o

Cuando el surfista no consigue domar la ola, puede ser tragado por el espeso muro azul y escupido con fuerza después. Durante las competiciones, que estuvieron prohibidas a las mujeres de 2007 a 2021, una patrulla en moto naútica se encarga de recuperar rápidamente a los surfistas que fueron a los corales.

En los Juegos Olímpicos, la vigilancia será todavía más férrea. “Algunos surfistas vienen del mundo amateur y nunca se han medido a una ola así. Habrá momentos de duda para ellos”, estima un miembro de esa ‘Water Patrol’, conocidos ángeles guardianes de Teahupo’o.

Los organizadores de los Juegos Olímpicos se han dado hasta el 4 de agosto para poder lanzar a los deportistas en el momento apropiado. Para John John Florence, “si las condiciones son buenas, decidirá el que tenga menos miedo”.

La villa olímpica flotante de París 2024

El aterrizaje del surf ha revolucionado la vida en Teahupo’o, un pueblo de unos mil 500 habitantes que llevan una vida tranquila dedicada a la pesca y un poco al turismo.

Diecinueve de las 21 delegaciones de surfistas se alojan en el bote Aranui, ya que no hay ningún hotel para recibirlos en la zona. Esta embarcación realiza normalmente cruceros y transporte de mercancías en los archipiélagos de Tuamotu y Marquesas.

Es la única villa olímpica flotante de París 2024 y está anclada en la bahía de Vairao. Frente al lugar no hay carreteras, apenas una vegetación exuberante y algunas casas de huéspedes.

Gendarmes y militares patrullando, un salvoconducto que debe ser exhibido constantemente y su tranquilo pueblo lleno de personas acreditadas: muchos habitantes de Teahupo’o están ya “fiu” (cansados o hartos, en tahitiano) de los Juegos Olímpicos tras apenas un día de competición.

“Es verdad que se trata de un evento grandioso, pero estamos fiu de tener que mostrar nuestro pase cuatro veces para poder recorrer 500 metros. Lo que más deseo en estos momentos es que todo el mundo se vaya”, declaró a la AFP Romain Taupua, un jubilado que vive en una de las zonas más transitadas, entre la entrada del pueblo y la punta Mahora, frente a la célebre ola que da fama mundial a este lugar.

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