Una entidad solitaria cambia de cuerpo de manera incontrolable, como sucede el amor. Así, sin control, queda prendado de Luisa y busca la manera de hacérselo saber. Esto es lo se ve en Ayer maravilla fui, del director Gabriel Mariño Garza.
"Esa figura representa el cuestionamiento de que sí nos enamoramos de la esencia de las personas o el físico", dice Mariño Garza, que compite en la Selección de Largometraje Mexicano y por el Premio del Público del XV Festival Internacional de Cine de Morelia.
Filmada en blanco y negro casi como un documental, recorre distintas zonas de la Ciudad de México en su ambiente natural, sin extras. El realizador la define como una declaratoria de amor a la ciudad que a veces odia. "La veo tan intrigante, la sufro y la amo. Es tan oscura que bien podría estar viviendo un ente así en la ciudad y nunca darnos cuenta, encierra muchos secretos. Quise hacerle una como una carta de amor-odio enloquecida".
La película se pregunta sobre la imposibilidad del amor. Reflexiona sobre si ese sentimiento puede trascender lo físico y engancharse en una esencia, por eso también el simbolismo del cambio de cuerpo. Y, ante ese cuestionamiento, inevitablemente aborda el tema de la soledad.
"Sobre todo en una ciudad como el DF –yo me niego a llamarla Cdmx-, que estamos rodeados de gente y al mismo tiempo estamos solos, es muy difícil conectar con la gente, yo lo entiendo, yo lo vivo y soy parte del problema".
Sin embargo, el género de esta cinta que tuvo su premiere mundial en Morelia y se presentará en competencia en el próximo Festival Internacional de Cine de Los Cabos, permite que la fantasía del amor se cumpla. "Sucede de una manera muy extraña, muy bizarra, pero el amor se concreta; de una forma muy improbable y no de las más afortunadas. El blanco y negro es una herramienta cinematográfica muy interesante porque te permite tener un pie en la realidad, es una convención que todos conocemos y por otro lado, tiene otro pie en la evocación, en el recuerdo, lo irreal. Es perfecto para la película, porque así también está entre lo irreal y nostálgico y otro en la crudeza, la cotidianidad de la ciudad".
Gabriela Gómez, productora de la cinta, explicó que las condiciones en las que se filmó Ayer maravilla fui, permitieron que el resultado tan cercano al ambiente real que se vive en la Ciudad de México.
"Fuimos del Centro al Metro Oceanía, hasta el sur, para encontrar otras locaciones importantes, donde viven los personajes. Luisa trabaja en el sureste y el ente vive en Centro, donde la evocación por el pasado es muy importante, porque entre esa nostalgia y los edificios súper modernos que hay ahora en la zona, queda claro que este personaje pudo haber estado entre nosotros desde siempre. Éramos un crew tan pequeño que podíamos pasar desapercibidos y eso nos dio una libertad creativa enorme, muchas de las escenas del Metro, se hicieron en el momento, de hablar con el encargado que estaba ahí y decirle que nos íbamos a montar al vagón, cosas que no puedes hacer con un equipo de producción enorme".