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Chespirito, el hombre que hizo reír a América Latina

En Chile, 1978, el éxito del elenco de "El Chavo del 8" fue rotundo. Una cadena humana de 17 kilómetros se extendía desde el aeropuerto hasta el hotel. Conoce aquí la gran historia de Roberto Gómez Bolaños.

Nadie contó con la astucia que tuvo Roberto Gómez Bolaños para hacer reír a todo un continente. Sin querer queriendo, Chespirito
–quien murió este viernes a los 85 años de edad en Cancún– se convirtió en uno de los más grandes comediantes de América Latina.

El creador de personajes como El Chavo, El Chapulín Colorado y El Chómpiras logró cosas inimaginables: en 1978, en Santiago de Chile, durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, el elenco de El Chavo fue recibido por una cadena humana de 17 kilómetros que se extendía desde el aeropuerto hasta el hotel. "Las jovencitas se desgañitaban para expresar su amor por nosotros, al tiempo que un buen número de ellas se desmayaba de la emoción, tal como sucedía con Los Beatles o Los Rolling Stones", escribió el comediante en su libro de memorias, Sin querer queriendo (2005).

El niño Gómez Bolaños pasó una vida llena de deudas en una casa duplex de interés social. A los 6 años enterró a su padre, hombre bohemio que, según él, le dejó su más grande legado: el don de hacer reír. "Era un magnífico contador de chistes y habitual centro de atención en fiestas y reuniones".

A principios de los 50, harto de sus clases de ingeniería en la UNAM, el joven Roberto consiguió trabajo en Publicidad D'Arcy, donde escribía guiones para comerciales por 350 pesos mensuales. Su talento no tardó en manifestarse: "¿Desea usted tener unas buenas pompas? Acuda a Pompas Fúnebres Poyoso. Con nosotros, sus pompas serán las mejores", escribió Chespirito para un comercial. Las líneas impactaron al señor Riverol, su jefe, quien lo invitó a participar con Capulina y Viruta como guionista y actor ocasional. Pero lo que fue un papel secundario se transformó en un protagonismo irritante para la dupla de comediantes. "No conviene que salgas en tantos programas; la gente puede creer que eres algo así como un Viruta de segunda clase", le reclamó Capulina a Chespirito en alguna ocasión.

La lucha de egos detonó la independencia de Gómez Bolaños, quien en 1967 lanzó el programa El Ciudadano Gómez (donde aparecía Chava Flores), el cual se transmitió por Canal 8, en ese entonces el rival más fuerte de Telesistema Mexicano (que después se convertiría en Televisa). Un año después, el cómico inició un proyecto de sketches llamado "Chespirito", nombre que se deriva de la castellanización de "Sheakespearito", apodo que años antes le había puesto el cineasta Agustín P. Delgado en alusión a su baja estatura y el parecido de sus guiones con la obra del dramaturgo inglés.

LA MÁGICA CH Y EL ORIGEN DEL CHAVO

Como parte del programa "Chespirito", salió al aire Los supergenios de la mesa cuadrada –una parodia de las mesas redondas de temas políticos– donde participaron María Antonieta de las Nieves, Rubén Aguirre y Ramón Valdés. Pero la verdadera fama llegó en 1970, cuando nació El Chapulín Colorado (originalmente iba a llamarse El Chapulín Justiciero).

Sin embargo, surgiría pronto un personaje que lo superaría todo. Tras la salida temporal de Rubén Aguirre del programa, Gómez Bolaños desempolvó un viejo material que contaba la historia de un niño pobre e indefenso que discutía con un vendedor de globos en un parque. Casi dos años después, ese niño se convertiría en El Chavo, ese vendedor sería Don Ramón y Emilio Azcárraga Milmo, dueño de Telesistema Mexicano (antecedente de Televisa), enloquecería por tener en su pantalla el humor de Chespirito.

El 20 de junio de 1971 se transmitió el primer programa de El Chavo en Canal 8. El rating de Telesistema cayó abruptamente. Azcárraga lo comprendió: debía convencer a Chespirito de unirse a su empresa. Para ello ofreció doblarle el sueldo y 300 mil pesos como "premio de entrada". El comediante no supo qué hacer, pues aún tenía contrato con Canal 8. Sin embargo, la encrucijada terminó rápido. El 1 de enero de 1973 nació Televisa a partir de la fusión entre Telesistema Mexicano (canal 2) y Televisión Independiente de México (canal 8). El surgimiento de Televisa como emporio mediático siempre fue de la mano con el talento de Gómez Bolaños. "Entonces mis programas comenzaron a transmitirse por canal 2 y los ratings subieron hasta las nubes", declaró el cómico en 2005.

La CH fue como una cábala para Roberto Gómez Bolaños. Esa letra estuvo presente en casi todos sus personajes: El Chavo, El Chapulín Colorado, La Chilindrina, La Chimoltrufia, El Chómpiras, El Chanfle, El Dr. Chapatín, Los Chifladitos y Chaparrón Bonaparte. Y también en su argot: chiquitolina, chipote chillón, chanfle, chispoteo, chusma, chiripiolca, chancluda, entre otras.

"La situación de vida capturada en la esencia de cada uno de los personajes de El Chavo del 8 permite reconocer situaciones comunes a toda la gente, sin importar nacionalidad o ideología. Don Ramón era holgazán; La Chilindrina, traviesa; Quico, caprichoso; Doña Cleotilde, solterona. Sin embargo, al final todos tienen manifestaciones de solidaridad, apoyo, acuerdo o desacuerdo", afirma Lourdes Sanz Moguel, maestra en psicoanálisis por la Universidad de León, Barcelona.

El Chavo no tenía domicilio. Bien pudo haber habitado en un barrio de la Ciudad de México, en una favela de Río de Janeiro o en una comunidad minera de Chile. El personaje se volvió ícono, se transformó en espejo de un continente y se materializó en risas. Quizás por ello el éxito de El Chavo y El Chapulín Colorado duró 25 años (1970-1995), periodo en el que Chespirito realizó giras por toda América Latina, llenó estadios, firmó millones de autógrafos, filmó películas como El Chanfle (1979) y hasta compuso una canción para la OTI, cantada por Florinda Meza, con quien vivió los últimos años de su vida.

Sus personajes trascendieron fronteras y generaciones. Chespirito hoy es un fenómeno en Brasil. Durante el pasado Mundial, cientos de personas acudieron a los estadios disfrazados del niño enamorado de las tortas de jamón o el noble superhéroe de las antenitas de vinil. Pelé incluso se ofreció en los años 90 a financiar una película de El Chavo, pero Gómez Bolaños lo rechazó por temor a "verse grotesco en una pantallota".

Las risas seguirán evocando para siempre a Roberto Gómez Bolaños, quien vivió sus últimos días pegado a Twitter y, según su familia, feliz por ver que El Chavo y El Chapulín seguían haciendo de las suyas en caricaturas y videojuegos.

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