En el rock todos son unos payasos, dice el clown Beto Batuca. "Desde Mick Jagger, hasta David Bowie. Somos los niños traviesos de la música", reconoce.
Hace 33 años él y Nacho Mostacho formaron una banda de rock para niños que se ha mantenido no sólo como pionera, sino como única en su género. "Como no teníamos ningún conocimiento, tuvimos que inventarnos", explica Nacho Mostacho acerca del trabajo de ¡Qué Payasos!
Lejos del glamur de un rockstar, las payasadas de estos artistas en el escenario tienen que ver más con una disciplina surgida hace medio siglo en Francia: el clown, que como todo arte, ahonda en la naturaleza humana.
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El grupo participará en el Tercer Encuentro Internacional de Clown que se realizará del 5 al 15 de noviembre en el Centro Cultural Helénico, con artistas de Argentina, Canadá, España, Finlandia, Francia y México.
Presentarán un espectáculo que involucra al público en una convivencia única. "Todos somos parte del humor, del sin sentido, la sinrazón", dice Nacho Mostacho.
DENTRO DE LA MÁSCARA
"La disciplina del clown no tiene un maquillaje específico. Uno utiliza todo lo que es para marcar algunos detalles que lo vuelvan expresivo, que le ayuden a contactar con el público", afirma Beto Batuca, quien, cuenta, utiliza algunas de sus limitaciones como herramientas artísticas. Es zurdo, disléxico y aprendió a hablar bien hasta los siete años de edad. Todo eso lo marcó, pero siempre pudo reírse de ello. "La vida es un ridículo", bromea.
"Si no tienes adentro al payaso -agrega Nacho Mostacho-, si no lo haces de corazón, el niño se espanta. Creo que es algo más que comunicación, es sensibilidad". Ambos reconocen que entre más se permite sentir, el ser humano desarrolla más la inteligencia y la capacidad para sobrevivir.
PERO NO HAY ESCUELAS
Un payaso siempre se tropieza, se amarra mal las agujetas, se le caen las cosas, lo abandonan. Y, pase lo que pase, pone buena cara. Este par de artistas no fueron tomados en serio en la escuela y tuvieron que pasar varios años hasta que el público entrara en la convención que plantean en el escenario: hacer payasadas, por pura diversión.
Sábado 7, 19:00 horas, Pierdes o te pierdes, Lusco e Fusco (España)
18:30 horas, Basquete Quese, The Eccentric (Francia)
Viernes 13, 20:30 horas, Temptation, Sampo Kurppa, (Finlandia)
Sábado 14, 13:00 horas, Clown, clown, clown
¡Qué Payasos! (México)
Domingo 15, 13:00 horas, Itacate, Pantomima Teatro, México
Localidades: $200
Hasta hoy no existe, aseguran, una escuela formal de clown en México, y cuando eran estudiantes de la primera generación del Centro de Educación Artística, Cedart, en 1976, el innovador concepto educativo no contemplaba la disciplina. Ricardo Ramírez Carnero, uno de sus maestros, los llamaba al escenario a "hacer sus payasaditas", recuerdan. "Tuvimos a grandes maestros, se pretendía dar una educación integral y nosotros en ese momento, no pensábamos en ser ¡Qué Payasos! Fue una de tantas clases, pero nos marcó para toda la vida. Aprendimos a no tenerle miedo al ridículo", dice Batuca.
Así que el grupo es el resultado de su búsqueda artística persistente, incluso en los primeros años cuando, más que ahora, ser payaso era mal visto. Se consideraba casi como un subempleo. Y han ido a contracorriente, incluso en la forma directa de dirigirse a los chicos.
"Los niños están acostumbrados a ver al último apachurrado, al último colgado, y hay cosas más importantes que afirmar, como el respeto, la integridad, el amor", dice Beto Batuca.
Desde que incursionaron en televisión en 1983, a través del Canal 5, cantarle a los niños fue un asunto que se tomaron con seriedad, como lo muestran sus cinco álbumes. "A la vida, ni tan en serio, ni tan personal. Un payaso lo sabe bien. Debe saberlo. Para que te dediques a esto tienes que ser un sin-vergüenza", concluye.