CIUDAD DE MÉXICO.- Con un minuto de silencio, acompañado de uno más de aplausos a la memoria de Ignacio Padilla (1968-2016), fallecido la madrugada del sábado en un accidente automovilístico, el autor José Agustín (1944) celebró hoy 50 años de la publicación de la novela "De perfil" en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Ante una sala abarrotada, el coordinador Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes, Mauricio Montiel Figueiras, recordó que hace 19 días estaba celebrando "a uno de los amigos más brillantes de mi generación, quien ayer falleció".
"Antes de comenzar con el homenaje, pido por favor un minuto de silencio para recordar a Nacho", señaló el también promotor cultural para luego continuar con el homenaje al autor de la llamada "literatura de la Onda".
Arropado en aplausos y flashazos, apareció José Agustín, quien recibió un cálido recibimiento de parte de amigos, colegas y familiares, e inmediatamente pasó a ocupar la primera fila del recinto donde escuchó de manera atenta a Juan Villoro, Rosa Beltrán y Enrique Serna.
"De perfil" es un grito de juventud, desenfadado, lleno de ironía pero también de rigor y de esperanza para revolucionar la existencia o enajenarse en ella.
La lectura de la obra del autor de 72 años, es amena, incluso muchos jóvenes se han divertido con sus novelas, cuentos y crónicas, trata las andanzas de un adolescente, Rodolfo Valembrando, en la década de los sesenta.
El chico está a punto de entrar en la preparatoria, pertenece a una clase media, hijo de profesionistas, vive en la Narvarte, ocupa el tiempo en salir con sus amigos y las cosas se le dan muy fáciles sin preocupaciones.
Como buen adolescente, no tiene claro qué es lo que quiere de la vida, ni le interesa. Solo contemplar su mundo desde la roca del jardín, su refugio. Su mayor drama es no tener cigarros que fumar, soportar a su hermano menor o a su amigo Ricardo, o el hecho de que se note el haberse orinado en los pantalones.
En el texto, se retrata al protagonista como un chico carismático, que goza de la confianza de sus padres, de su primo Esteban, se liga fácil tanto a la sirvienta en turno como a la súper estrella juvenil.
Al tomar la palabra, Rosa Beltrán elogió el trabajo literario del homenajeado y señaló que al escribir "De perfil", a la edad de 22 años, José Agustín se convirtió en un chavo buena onda y en un escritor de gran tradición literaria donde, el protagonista de dicha novela, debe tener un sentido heroico, sublimador o trágico.
"Si eres José Agustín y escribes sobre la experiencia del rock, del aliviane y la psicodelia, sucede que te obligaras a escribir sin censura, y es probable que esto te lleve a Lecumberri. Tu respuesta más feroz, será la de escribir desde la cárcel la historia de un nuevo Virgilio, quien lleva a su amigo Rafael, en el Acapulco en los 70 por el laberinto de las drogas duras, pero sobre todo del laberinto del desencanto y sin sentido y la necesidad de no estar aquí, sin poder conseguirlo, por la razón de que mientras vivimos, estamos irremediablemente vivos", dijo.
Beltrán dijo que gracias al trabajo literario de José Agustín en novelas como "Se está haciendo tarde", escrito por el acapulqueño en Lecumberri, fue como se forjo como autora, incluyendo también la novela presentada: "De perfil".
Lo que más le gusto de los personajes que aparecían en las novelas de José Agustín, admitió la autora, "era la forma en como hablaban los protagonistas o del autor, no lo sabía bien".
La escritora dijo identificarse con los personajes de "De perfil" y que poco a poco fue como comprendió la hondura de la superficialidad de los personajes y acontecimientos de las novelas del autor homenajeado.
Por su parte, Enrique Serna se refirió al autor de obras como "La tumba", "Cerca del fuego" entre otras, como un personaje que liberó de complejos a la literatura mexicana.
Serna calificó a "De perfil" como una obra clásica dentro de las letras mexicanas y centró su discurso en la novela presentada, así como en otros libros sobresalientes del autor guerrerense.
Indicó que los textos "La Tumba", "De perfil" y "Se está haciendo tarde", buscan capturar el espíritu de una época.
"De cierta forma son lo que los alemanes llaman novelas de aprendizaje y cuando un escritor logra identificarse con los jóvenes de cualquier época, trasciende el momento en el que escribió su obra, porque la juventud tiene más o menos las mismas características. Ese es el secreto de que las novelas de Agustín hayan sobrevivido y sigan siendo leídas por los jóvenes en la actualidad", destacó.
Anclada en el México de los años 60, "De perfil", indicó Serna, "no es una novela reñida con la idea de perdurar, pero hace tal mofa y escarnio de las bellas letras, de su coqueteo con la posteridad que algunos críticos la vieron como el equivalente literario del happening".
En su oportunidad, Juan Villoro, celebró los 50 años de la novela "De perfil" y expresó su beneplácito de poder estar en el homenaje de quien calificó como un "patentador de lectores, generación tras generación".
"Considero que el lector ideal que puede tener un escritor, no es quien ha leído más libros, quien nunca ha leído un libro por gusto, alguien que ignora que los libros son un objeto del placer y que al abrirlo es como abrir una puerta o ventana y se ingresa a un mundo que va a cambiar el mundo que nos consta".
En ese sentido, Villoro reveló que José Agustín representó "esa ventana de ingresar a la literatura" y agregó que "hace 45 años en un tranvía, viajando a 10 kilómetros por hora, descubrí en la novela, que mi destino iba a ser seguir leyendo, no sabía que también escribiría y José Agustín me raptó para la lectura".
Admitió haber leído "De perfil" por morbo, porque un compañero de la cuadra, Jorge Mondragón, apodado el Chinchulin, me dijo algo que me preocupo; leyó un libro y me pareció una extravagancia.
"Me dijo que ´De perfil´ era una historia auténtica de un adolescente y leyó la obra como un libro de autoayuda para aprender a vivir, me desconcertó tanto su actitud que leí el libro para saber qué fue lo que lo enloqueció y al final, fui raptado por esa novela", relató.
Tras elogiar la obra presentada, Juan Villoro felicitó una vez más a José Agustín, quien al término se dirigió hasta una pequeña sala del recinto, donde complació a lectores firmándoles sus libros.